Al fabricante Sr. Estrany y a su ….

 

Tal vez muchos no comprendan el motivo de acabar el título de este articulito con sus respectivos puntos suspensivos; pero como se trata de, un Atropófago que tiene bajo su mando más de 200 personas todas dedicadas a la industria del calzado a máquina, estoy segurísima que la mayoría que trabaja en su fábrica verán claramente lo que indican los citados puntitos.

 

Pero no obstante aunque mujer como soy quiero que el público se entere del modo como proceden este Señorito y su …. Señora encargada Doña Catalina Noguera; maestra en especialidades, según se rumorea por dentro el taller donde se refiere el caso que a continuación explico.

 

Yo, la abajo firmada, hace unos cuantos meses empecé a trabajar en la mencionada casa con la condición de ganar una peseta diaria, pero figurándose tal vez la perra encargada que con este salario podría ahorrar demasiado, la semana pasada me cambió a otra clase de trabajo sin avisarme se seguiría ganando lo mismo hasta el sábado a la hora de pago que me pagó el valor de los jornales, advirtiéndome, que había trabajado a destajo; protesté yo, y me rebelé contra ese modo de obrar haciendo constar que no estaba conforme con la cantidad que se me entregaba. Pero como este gran maestro se cree estar al mando de las tropas del Kaiser empezó a inferirme palabras insultantes, tratándome de carabinero, que tenía mucha sabiduría y otras mezquindades, haciéndome presente que lo que me hacía era porque su … señor se lo mandaba y que lo que el decía estaba dicho de hecho; pero como yo no podía sufrir este atropello le contesté diciéndole que sabia no lo era pero conocía mis derechos y que los haría respetar.

 

Me dirigí al escritorio del fenómeno explorador, me preguntó que quería, le expliqué el asunto y después de una larga discusión se negaba a pagarme a razón de una peseta diciéndome que de ninguna manera podía dar este precio, pero viendo mi abnegación que estaba dispuesta a llevar el asunto donde fuera necesario se acoquinó y me entregó lo que de justicia me pertenecía.

 

Pero como si se le hubiera aplicado un cable eléctrico empezó a decirme disparates gritando igual que las vendedoras de pescado y por último me dijo que gente tuviese tanta vista y que conocía tanto sus de4rechos no la necesitaba dentro su casa. Cansada de oírle me marche despreciándole y haciéndole saber que aún que mujer no dejaba pisotear por un despótico sin entrañas.

 

Este es el caso por lo tanto compañeras, vosotras que sois explotadas como yo no consintáis el que esta señora encargada de hacer todo lo que le mande el Señor, os maltrate, antes preferid el despido que no la burla asquerosa de la que tiene un buen que callar. Hasta otra.

 

La interesada

Juanita Negre

 

EL OBRERO BALEAR

Núm. 757, 26 de agosto de 1916

El judici de can Estrany