Murmurio /
El triunfo de los “rojos”
No fueron pocos los que perplejos se quedaron al
contemplar la completa paralización de los
ferrocarriles. Ni el gobierno ni la compañía se
creían contemplar los
magníficos detalles que ocasionaban las
paralizadas estaciones producto de su
intransigencia. Pero estos señores no comprenden
que los tiempos cambian y no hay otro remedio
que amoldarse a las circunstancias.
Ahora que ya no existe la censura, y recibimos
noticias informativas de lo acaecido en dicho
movimiento, vemos que la cosa ha sido
transcendental. Que muchísimas de las noticias
que la prensa diaria insertaba eran fabricadas
exclusivamente para descarriar a la opinión
pública.
En fin que como saben nuestros lectores el
asunto estaba en manos de la junta de Reformas
Sociales, resolviendo el pleito favorablemente
como era de esperar, por las justas peticiones
de los obreros.
Y entrando en el asunto que encabeza estas
líneas, debo decir: que en España como en otras
partes, entre las diferentes clases asociadas,
existen dos tendencias denominándose “rojos” y
“amarillos” y a medida que los ferroviarios de
la nación se formaron en sociedad de resistencia
no faltó quien se cuidara de ir recogiendo
corderitos para formas estos sindicatos llamados
católicos, rompedores de huelgas y traidores
acérrimos a la causa del trabajo, y si no, lo
prueba muy bien la actitud adoptada por el señor
de la Defensa Social y por tanto también
representante de los obreros borriquiles llamado
Martín Álvarez que se opuso tenazmente, votando
en contra de las aspiraciones obreras.
Yo no sé estos mansos obreros como pensarán ante
el triunfo de los ferroviarios “rojos”. No
comprenden estos obreros el papel ridículo que
están haciendo ante la opinión pública.
En ciertas circunstancias rojos y amarillos se
han abrazado para luchar unidos contra el
capital sin olvidar cada cual las creencias
políticas y religiosas, y esto tiene que venir
algún día.
Y si no el tiempo lo dirá
Fisiócrata
Núm. 757, 5 de agosto de 1916 |