Jean Jaurés

Jaurès asesinado

 

Por la prensa diaria ya se habrán enterado los lectores de EL OBRERO BALEAR, del vil asesinato de que ha sido víctima la gran figura del Socialismo Internacional, Juan Jaurés.

 

Cuando recibimos la primera impresión de tan estupenda noticia, el dolor y la amargura que experimentamos es imposible describirlos. ¡Jaurés asesinado! ¿Qué ha hecho Jaurés que mereciera le quitasen la vida de un modo tan trágico? Esta era la pregunta que en los primeros momentos nos hacíamos.

 

Y hasta la hora en que escribimos estas cuartillas sólo hemos podido averiguar que la única causa impulsora del criminal atentado fue la creencia en el asesino, que era nacionalista, de que Jaurés era enemigo de la patria francesa.

 

Si tal fue, en realidad, el motivo que condujo al agresor a llevar a cabo su abominable obra, nosotros, que queríamos con pasión a Jaurés y que no se borrará en mucho tiempo la huella del pesar que su muerte deja en nuestro pecho, nosotros que éramos correligionarios admiradores del gran tribuno socialista, perdonamos a su asesino; le consideramos más digno de compasión que de castigo. Es, no puede ser otra cosa en nuestro concepto que un demente, un desequilibrado. Así le juzgaría el mismo Jaurés si volviera un momento a la vida, y así realizaría su venganza: perdonándole y compadeciéndole.

Jaures asesinado

 

Jaurés no sólo no era un enemigo de su patria, sino uno de sus principales defensores. A su servicio ha puesto cuantas veces ha sido necesario todas sus relevantes dotes y energías como el que más ha trabajado por su engrandecimiento; por su progreso y por su cultura. En cuantas intentonas han realizado los monárquicos franceses contra el régimen republicano, su figura y su talento se han destacado en la defensa y afirmación de la República. En aquellos momentos oprobiosos para Francia sobre el asunto Dreyfus, fueron Jaurés y Zola , los protagonistas de aquella famosa campaña de rehabilitación nacional; fueron ellos los que devolvieron a su país el decoro y el prestigio manchados por la Francia reaccionaria; fueron ellos los que levantaron el espíritu francés en pro de la revisión el proceso Dreyfus, reivindicando con el éxito de sus campañas el buen nombre de su patria y el del militar judío injustamente degradado y desterrado en la isla del Diablo.

 

Más tarde, en 1904, cuando la guerra franco-alemana estaba a punto de estallar con caracteres de una violencia verdaderamente alarmante y funesta, los partidos socialistas alemán y francés pusiéronse de acuerdo para evitarla por medio de una intensa campaña a favor de la paz en ambos países. Jaurés y Bebel fueron las cabezas de esta campaña de patriotismo y humanidad y también el éxito de su obra impidió que llegara la catástrofe en la cual harían quedado aniquiladas por mucho tiempo las dos grandes nacionaes.

 

¡Y sin embargo de esto se asesina a Jaurés por creerle enemigo de su patria!

 

Semejante motivo para asesinar a un hombre de las condiciones y mentalidad de Jaurés, sólo arranca de nosotros esta exclamación: ¡Que los franceses se apiaden del asesino!

 

Jaurés como socialista eminente, como tribuno excelso, como periodista insigne, como político ilustre, como hombre, en fin, de una honradez acrisolada y de un mentalidad gigantesca era de las figuras de más relieve de su país y de la Internacional Socialista. Por eso no solamente lloramos la muerte del maestro los obreros y socialistas del mundo, sino que también experimentan el dolor sus adversarios políticos que admiraban encantados a Jaurés por su virtudes y por su saber.

 

EL OBRERO BALEAR, que tantas veces se ha honrado reproduciendo trabajos de Jaurés, tan grande es la emoción que experimenta en estos momentos que no tiene palabras con que expresar su profundo sentimiento, el que uno al de todo el proletariado universal y llora con él la pérdida irreparable.

 

¡¡Gloria al mártir socialista, honra de la humanidad!!

 

EL OBRERO BALEAR

Núm. 652, 8 de agosto de 1914