Conferencia en la Escuela de la Casa del Pueblo El sábado último por la noche, invitado por nuestro buen maestro, Antonio J. Torres, el compañero Perona no dio una conferencia a los alumnos de dicha Escuela, desarrollando el tema “Despechos de un paria y las grandezas de la vida”, en el cual nos demostró que desde la fundación de la religión, el capital y el militarismo, tuvo el paria que trabajar duramente para mantener a todos los miembros de esas instituciones, quienes, teniendo al paria por un ser sospechoso, criminal y malvado, fundaron la Guardia Civil, el patíbulo, las cárceles, la policía secreta, etcétera, y después de fundar todo eso, el paria tuvo que trabajar más y más, para sostenerlos. ¡Y cuánta inconsciencia! ¡Esa gente perseguidora sale de las familias de los parias! Después nos demostró que mientras tengamos toda esa gente no llegaremos a disfrutar las bellezas de la vida, mientras que, desapareciendo aquella viviremos tranquilamente gozando de todo cuanto producimos. ¿Y cómo llegaremos a disfrutar esa vida? Haciendo desaparecer las autoridades, las cárceles, patíbulos, etc y toda la gente expresada más arriba. ¿Cómo haremos desaparecer todo eso? Muy sencillamente, Capacitándonos, instruyéndonos y negándonos a mantener parásitos de ninguna especie y no empuñando jamás armas de guerra. Todos los compañeros que deseen ilustrarse, deben concurrir a dichos actos que se celebrarán todos los sábados a las 8 de la noche. Siendo yo uno de los alumnos de las clases nocturnas de la Escuela de la Casa del Pueblo y satisfecho de la conferencia del compañero Perona, quiero dedicarle esta humilde poesía: AL COMPAÑERO PERONA Soy un joven ignorante Que me quiero ilustrar Para el día de mañana Emanciparme y triunfar. Y aunque joven ya maldigo Esta infame sociedad, Pues cual una ave enjaulada Suspiro por libertad. Cuando haya muchos Peronas Con valor e ilustración Caerán los privilegios Al grito de ¡rebelión! Patronos y autoridades, Clerigalla y burguesía, Se avecinan tempestades Que nos traen Anarquía. Y la cruz y la espada Resultarán impotentes Ante las fieras rugientes De la chusma encanallada. GABRIEL CAUBET CULTURA OBRERA nº 17 6 de diciembre de 1919 |