1922 – ANTE EL IRRITANTE PROCEDER DEL COMITÉ CENTRAL ¿QUÉ DEBEN HACER LAS ENTIDADES DE LA CASA DEL PUEBLO?

La osadía y el cinismo con que viene procediendo el Comité de la Federación Local apoyado por dos docenas de individuos comunistas y anarquistas que no tienen más mérito que la audacia, llevará a la clase obrera organizada a una violenta guerra civil si no se toman las medidas radicales para evitarlo. Cada día que pasa aumenta el peligro de un choque sangriento, cada acto que realiza dicho Comité Central prepara un día de luto.

Si, trabajadores, un día de luto. A eso nos lleva el mencionado Comité con su actitud irritante y provocadora.

Inútil hacer historia de lo que viene pasando; cuantos han vivido el ambiente de la Casa del Pueblo en estos últimos tiempos y cuantos hayan leído EL OBRERO BALEAR de estas últimas semanas estarán más que enterados de cuanto ocurre y por qué ocurre. El Comité, creyendo que contaba con una mayoría a su favor convocó, de acuerdo con el Comité del Sindicato de la Madera, un Congreso extraordinario para, además de hacerse aprobar su conducta, modificar la escritura de la nueva Casa del Pueblo a su capricho y acordar el ingreso de la Federación Local en la Confederación Nacional del Trabajo y por consecuencia en la Regional de Baleares y en la Sindical Roja de Moscú. Al ver el Comité que el tiro les salía por la culata puesto que todas las Sociedades, inclusa la de la Madera acordaban dar por mandato a sus delegados que en el Congreso rechazasen el orden del día, al verse fracasado y con probabilidades de que se le destituyera adoptó el cómodo sistema de suspender el Congreso sin dar ninguna explicación. Es decir, el Comité anuló lo que el mismo había preparado, haciendo burla de su propia seriedad y jugando con la de los Sindicatos federados, lo cual motivó que uno de ellos le dirigiese una comunicación solicitándole que convocase una reunión de Directivas en el plazo de ocho días para que explicara el por qué había suspendido el Congreso. En vez de complacer al mencionado Sindicato el Comité convocó una Asamblea magna de federados para que en ella fuese juzgada su conducta, siendo eso antirreglamentario puesto que los artículos 16 y 34 de los estatutos determinan bien claro que es ante los Congresos donde debe examinarse y juzgarse la conducta del Comité, siendo incomprensible que figurando este punto en la orden del día del extraordinario fuese éste suspendido para luego someter la misma cuestión a una Asamblea que no tiene incumbencia legal para ello.

En esta Asamblea no prosperó el absurdo del Comité porque la inmensa mayoría protestó de que se pusiera a discusión una cosa que es antirreglamentaria, por cuya causa fue también suspendido el acto viniendo a un triz, dada la numerosa concurrencia y lo enconadas que estaban las pasiones, para que se desarrollara un dos de Mayo en la mentada reunión.

Pero ese Comité Central, tantas veces maltrecho y desautorizado, no se aredia ante sus fracasos ni ante los peligros de una lucha sangrienta entre obreros, que la imprudencia de su proceder está incubando. De ahí que haya convocada, para hoy en el Teatro Balear otra Asamblea de federados igual a la suspendida por antirreglamentario, teniendo esta convocatoria todos los aspectos de un reto y de un “yo hago lo que de da la gana”.

¿Qué deben hacer las Sociedades de la Casa del Pueblo ante un Comité que tan poca conciencia tiene de su responsabilidad y que carece de escrúpulos ante el reglamento y pisotea la voluntad de la mayoría? ¿Puede tolerar la dignidad ni el prestigio, ni el interés de la clase obrera organizada un Comité dictador sin apoyo de nadie? ¿Es soportable que cinco individuos se impongan a toda la Federación apoyados solamente por una insignificante minoría de hombres audaces? ¿Se debe acudir de hoy en adelante a estas reuniones antirreglamentarias que convoca el Comité y en las que sólo por milagro se pueden evitar luctuosos espectáculos? No, acábese de una vez con una situación tan preñada de indignidades y abismos peligrosos. Es hora ya de que se acaben las contemplaciones y de tomar actitudes que, evitando en lo posible violencias, tengan eficacia para restablecer la tranquilidad y la buena marcha de la Federación.

Está en la conciencia de todos que el perturbador de esta tranquilidad es el Comité Central, que además se halla desautorizado y sin prestigio ante las Sociedades. Pues bien; ya que el Comité no dimite hay que destituirlo, y pronto, pues cada minuto que pasa teniendo él la dirección federativa el peligro de una hecatombe obrera aumenta.

El mejor medio para destituirlo sin violencias es que cada Sociedad lo acuerde por separado y sacando copia del acuerdo se la envíe al mismo Comité firmada y sellada convenientemente. Si a pesar de esto no presenta la dimisión de sus cargos (lo cual nada nos extrañaría)  quedan dos recursos más a seguir: o exigirle la dimisión por mediación de la autoridad burguesa, y esto no lo aconsejamos más que como medida extrema, o bien negándose los Sindicatos a pagar al Comité la cuota federativa, pues sin dinero ni colaboración de las Sociedades no hay Comité.

Es vergonzoso tener que recurrir a estos procedimientos para destituir un Comité de cinco individuos, peo la vergüenza mayor es de quienes no saben tener la dignidad de dimitir a tiempo cuando les falta el apoyo de las mayorías y prefieren erigirse en dictadores de ellas buscando el sostén de su despótico poder en la audacia desvergonzante, ridícula y peligrosa, en este caso más peligrosa para los audaces que para los reflexivos y prudentes.

Si los comunistas y anarquistas quieren el poder de la Casa del Pueblo que se lo ganen con procedimientos nobles y mediante una capacidad superior que les lleve a la conquista de la mayoría de las voluntades obreras, pero en manera alguna en la forma que lo hacen. Para tiranos y dictadores ya bastan y sobran los que tenemos en la burguesía. Entre obreros debe existir fraternidad, democracia y cuentas claras. Fraternidad como lazo de sólido compañerismo, democracia para que siempre impere la voluntad de las mayorías y cuentas claras para que la honradez proletaria sea ejemplo de buena administración y gloria de nuestra clase.

EL OBRERO BALEAR nº 1050

14 de abril de 1922