1922 – PATEANDO A LOS COMUNISTAS

Ya dijimos en otra ocasión, después de conocer los acuerdos recaídos en la Conferencia sindicalista de Zaragoza, que los comunistas, que habíanse unido, a los apolíticos para matar al Partido Socialista y absorber a la UGT llevándola a la CNT y a la Internacional Sindical Roja, se iban a quedarse como el gallo de Morón, sin plumas y cacareando.

Y en efecto, después que los anarquistas y sindicalistas han hecho servir a los comunistas de lacayos para dividir a la clase trabajadora bajo la esperanza de seguir los derroteros de Moscú, quebrantando la organización orientada por los socialista y sembrando un confusionismo por doquier; cuando ya estos lacayos han hecho el juego a los anarquistas estos les declaran inservibles y los echan a patadas.

Por lo que a Palma se refiere el caso es curiosísimo. Desde la escisión los comunistas empezaron a adular a los sindicalistas y a colaborar con ellos para apoderarse de los cargos directivos de los organizaciones obreras de la Casa del Pueblo, prestándose a ello los sindicalistas a base siempre de combatir a los socialistas y orientar la organización hacia los principios y táctica de la Confederación Nacional del Trabajo. A todo se avinieron los comunistas con tal de que mantuviera a raya a los socialistas, sus correligionarios de ayer y hoy sus más odiados enemigos, llegando a tener los sindicalistas en la Casa del Pueblo una personalidad que nunca habían tenido y siendo los amos y dueños de todo, incluso de los comunistas, que sin darse cuenta y para no contradecir a sus aliados se habían convertido en esclavos y maniquíes suyos. Un caso que demuestra hasta donde llegaba el sometimiento de los comunistas nos lo ofrece la fusión que se hizo entre los dos Sindicatos de albañiles entonces existentes. El líder (¿?) comunista Ignacio Ferratjans, que cuando era socialista había logrado absorber la simpatía y el dominio que gozaban los sindicalistas entre los albañiles, despojándoles de la dirección del Sindicato y logrando que fuesen expulsado tres de los más significados porque difamaban la Casa del Pueblo y querían dividir al gremio, una vez separado del Partido Socialista y existiendo ya los dos Sindicatos en el gremio de albañiles, si bien representando la casi totalidad del gremio el que dirigía Ferratjans, con el deseo éste de tener aliados antisocialistas rompió lanzar por la fusión de los dos Sindicatos y se avino a que ésta se realizara admitiendo todas las condiciones impuestas por los sindicalistas, entre ellas las de admitirse a los expulsados, darse el Sindicato de baja de la Unión General de Trabajadores e ingresar inmediatamente en la CNT ¿No significa esto una capitulación de principios, una entrega incondicional bochornosa de los comunistas y del Sindicato de Albañiles a los sindicalistas?

Pues bien; ahora que sindicalistas y comunistas han perdido su dominio en la Casa del Pueblo y por este motivo la han abandonado, llevándose algunos Sindicatos en otro local, entre ellos el de albañiles, llega a nuestras manos una convocatoria para una Junta extraordinaria cuyo 2º punto del orden del día dice lo siguiente: “Tratar sobre la conveniencia de separarnos de la Tercera Internacional, y de adherirnos a la Internacional sindical de Berlín”. O sea. Separarles de todo lo que huela a comunismo.

Esto, en buena traducción quiere decir que Ignacio Ferratjans y demás comunistas, después de haber sido juguetes de los sindicalistas en daño enorme de la organización y de sus propias ideas, si es que las tienen, son por ellos mofados, burlados, escarnecidos y pateados.

Que buen provecho les haga a los sindicalistas y a los comunistas de buena fe, si los hay, que les sirva de algo esta lección.

A Ignacio Ferratjans sólo le deseamos que se avergüence de su obra si es que un hombre como él puede avergonzarse.

EL OBRERO BALEAR nº 1063

14 de julio de 1922