1923 – Casos y cosas

En esta isla de Mallorca, no estábamos acostumbrados a presenciar tamañas vergüenzas como las llevadas a cabo en la estrangulada huelga de Albañiles por gente descarriada sin pizca de responsabilidad en la lucha social. Gente que por escarnio se dicen Socialistas y representantes de trabajadores, y que estos mismos trabajadores, como también las entidades cobijadas en el mismo local, Casa del Pueblo, deberían protestar enérgicamente, al menos haciendo honor al espíritu de lucha de clases.

 

¿Es que no os dais cuenta de lo que representa en el campo proletario, lo hecho por estos … ponle tu mismo, caro lector, el calificativo que a tu conciencia se han hecho acreedores. Una pandilla de eso que llaman “Sindicato libre” pagados y dirigidos por la patronal, no hubieran cumplido su cometido con más perfección y descaro.

 

Al primer anuncio de ir a la huelga, publicar en la prensa burguesa un comunicado negándose a secundar el paro, es desvirtuar la petición y justificar la negativa de los patronos; estando ya en paro, rondar las obrar y denunciar a la guardia civil, las comisiones de huelguistas que iban a requerir a los que aún trabajaban, que secundaran el paro –la mayoría de los neutrales y buena parte de los adictos a la Casa del Pueblo, así lo habían prometido particularmente, por creer que era justo lo que se pedía- impedir la extensión del mismo incluso con los no afiliados a ningún Sindicato, y señalar con el dedo a los huelguistas para que la guardia civil, que hizo una ostentación de fuerza como no lo había hecho en ninguna otra huelga, los cacheara y se los llevara detenidos como les sucedió a seis compañeros, eso, decía, es tener el alma pervertida y estar vendidos miserablemente al Molok Capitalista; cuando la fuerza pública pide a los transeúntes si son del Único o de la Casa del Pueblo y según la procedencia los atropella o los mima, es que está en concomitancia con las autoridades.

 

Con lo sucedido en la huelga de Albañiles hoy, y en la de metalúrgicos ayer, no titubeamos en afirmar, que los de la Casa del Pueblo, sean los que sean que aprueben dicho proceder, solo son dignos de fusionarse con los católicos de la calle de Zavellá, que para esto los tienen organizados, para reventar huelgas y malograr los justas pretensiones de los trabajadores.

 

De seguir por ese camino, un odio feroz se infiltra en los hombres que piensan y luchan por la causa del trabajador.

 

A todo esto, tendrían que poner atención y obrar en consecuencia, todos los que perteneciendo a la Casa del Pueblo, son inocentes de tan indigno proceder, y no hacerse responsables de ello, con su silencio.

ooooOoooo

 

Socialmente hablando, la moralidad de un individuo se aquilata por su actuación en este medio, en el medio social. Y no podemos por menos de poner en entredicho la actuación que ciertos individuos desarrollan en las organizaciones proletarias. Cae por su propio pie que la organización sindical de Palma como la de cualquier otra región lleva en sus principios ideológicos el rompimiento total con todo aquello que represente traición a los anhelos de libertarse moral y materialmente el individuos y de no hacerlo así resultan concomitancias tan nefastas como la de aparecer atados de pies y manos al enemigo común, la burguesía.

 

La psicología de ciertos individuos es nefasta porque hacen tabla rasa de todo aquel bagaje que necesariamente tienen que llevar a cuestas por causa de haber ido rodando mucho tiempo por bibliotecas y organizaciones proletarias. Poseen una ciencia ilimitada para con y bajo cualquier medio entrometerse en comisiones y comités y ya desde allí hacer mangas y capirotes de todo lo existente menospreciando, claro está, a los que inadvertidamente y fiados con la palabrería vana de estos compañeros se abonan a ser lazarillos de un ciego con mucha vista.

 

Y así se da el caso que la mera desfachatez de ser hombre representativo, se convierte en una aplastante ridiculez de las comisiones que no han sabido ver la pizpirreta psicológica de hombres que su historial proletario son desaciertos, piruetas, personalismos y vistos buenos a la actuación de sociedades declaradas abiertamente esquirolas y justipreciadas en el último puntal de la burguesía.

 

Sino, ¿qué representa el que en la reunión de Albañiles del día 1º celebrada en la Casa del Pueblo al levantar el presidente la asamblea dando el grito de: no abandonar el trabajo, traicionando así la huelga que el S.U. tenía ya declarada, el incomprensible I. Ferretjans, miembro del Comité del Único y de huelga, que significa descimos el ir y estrechar la mano al Presidente felicitándole por su conducta, dando con ello, a muchos de los reunidos, la sensación de que debía ir al trabajo?

 

Se nos ha dicho que fue que entendió mal las últimas palabras del Presidente. Nosotros lo dudamos, por la sencilla razón que después de lo antedicho, formando parte de la comisión para llevar a cabo la función que la Federación Local de Sindicatos únicos a organizado a beneficio de los obreros en huelga, ha mandado a la misma sociedad “El Trabajo” un B.L.M. invitándola al susodicho beneficio (decimos mandado, porque los demás de la comisión no estaban conformes).

 

A nosotros nos importa un comino que el compañero Ferretjans y su partido comunista, al organizar algún beneficio invite al que le de la gana, pero que en nombre de la F.L. de S.U. y en el suyo propio, invite a March, a Salas, al Alcalde, y, por añadidura, a la entidad que tan descaradamente ha traicionado la petición de los albañiles, eso si que nos interesa muy mucho y aprobamos en totalidad que la Federación Local al darse cuenta de ello, desautorizara todas estas invitaciones.

 

Por la frecuencia de estas flaquezas que el compañero mencionado padece es que dudamos de su inocencia, y nos inclinamos más a creer que es debido al crítico papel que viene obligado a representar por orden central de su Partido, entre las organizaciones de la Unión y la de la Confederación, por aquello del frente único.

 

Ahora un consejo a todos los compañeros. El mal es más prudente evitarlo que remediarlo y … al buen entendedor, pocas palabras …

  

   CULTURA OBRERA nº 205

   21 de Julio de 1923