1923 – Casos y cosas

 

Cada vez que los sindicalistas sufren una represión, hay que ver el alegrón que experimentan los socialistas.

 

En cada lucha encarnizada que se entabla entre capital y trabajo, se ve a todos los capitostes de la Unión General de Trabajadores allá, en el circo, en la sombra, mezclados con la burguesía y pendientes de la trágica pelea.

 

Al principio, en sus rostros se refleja la admiración que les ocasiona la serenidad con que Espartaco vuelve a enfrentarse con la nueva y más salvaje fiera, a pesar de enseñar sus carnes desgarradas por los zarpazos sufridos en la lucha anterior.

 

Si el mártir libertador en su agilidad y destreza, llega a poner en apuros a la enorme fiera, se les ve fruncir el entrecejo y volverse más amarillos que un Chino, y es, porque saben que de salir triunfante el Trabajo, es un peligro para ellos y para su táctica de continuadores de la burguesía.

 

En cambio, si por su desventaja en la pelea, llega a rendirse y al parecer queda exánime, tendido en la arena, se les ve frotarse las manos de satisfacción, como quien se libra de una pesadilla.

 

Es tan gran la alegría que experimentan cada vez que la Confederación es bárbaramente atropellada, que no pudiéndola retener en su corazón por se pequeño y negro como diría la Gitana, les salta por la boca y la pluma, y la estampan en sus periódicos, como lo hizo “El Obrero Balear” la pasada semana.

 

oooooOoooo

 

En el número anterior decíamos que los social-traidores de la calle Ballester sólo eran dignos de fusionarse con los social-traidores de la calle Zavellá, hoy decimos que el gesto de la Unión General de Trabajadores referente a los empleados de Banca y Bolsa, corrobora nuestra afirmación.

 

“Los pastores de la Unión General de Trabajadores, han ofrecido el rebaño al Sindicato de Empleados de Banca y Bolsa.

 

Todos sabemos que el citado Sindicato está adherido a la Corporación General de Trabajadores, Unión de Sindicatos Libres.

 

Es una alianza que no nos extraña. Entre los revienta-huelgas de los socialeros y los revienta hombres de los libres no media un paso.

 

Ya hacía tiempo que se daban el pico.

 

   CULTURA OBRERA nº 206

   28 de Julio de 1923