1924 – AL INAUGURARSE LA CASA DEL PUEBLO – Lorenzo Bisbal

La fecha 20 de Enero de 1924 será para la clase trabajadora palmesana memorable, trascendental, de inmenso valor histórico. Ella marcará la toma de posesión de un magnífico edificio, de exclusiva propiedad suya, destinado a organizarla, educarla y ejercitarla para sus luchas presentes y futuras.

La Casa del Pueblo, ese edificio que se levanta esbelto y majestuoso en el Ensanche de Palma y que brinda sus bellezas y comodidades a los hijos todos del trabajo, a la vez que cuartel de soldados defensores de una misma causa será templo de cultura, de unión y de fe. Las inquietudes obreras tendrán en él amplio desahogo; en él los proletarios forjaremos y daremos forma a los ideales del provenir, templaremos el alma para las luchas diarias y sus altares serán amplias tribunas siempre dispuestas y de libre acceso a los sacerdotes de la Libertad, de la Ciencia y del Arte para que vengan a iluminarnos con su saber y nos hagan sentir las sublimidades de la vida en toda su intensidad.

Libertad, educación y cultura son tres principios fundamentales de civilización y de progreso sin los cuales es un sueño toda idea de redención humana. Por eso los trabajadores, que somos los más interesados en esa redención y los que más necesitamos de esa especie de Trinidad del Progreso pondremos el altar mayor de nuestra Casa al servicio de esa divinidad para que su bienhechora luz penetre en nuestros espíritus y nos despeje las sombras que oscurecen el camino de nuestra emancipación.

Trabajadores: la Casa del Pueblo que el día 20 inauguramos es para nosotros lo que la Catedral para los católicos. La diferencia solamente consiste en que una es templo de fe religiosa y la otra temple de fe social. A la primera la mandó construir un don Jaime para que los fieles pudieran purificar su alma y ganar el cielo, a la segunda la hizo levantar un D. Juan para que los desventurados de la sociedad defendiéramos y conquistáramos la vida en la tierra. Sin perjuicio de ganar el cielo al pasar al otro mundo procuremos ganar la Vida en el presente haciéndola más racional, más digna, más justa y más humana. La Casa del Pueblo nos brinda para eso, acudamos a ella y elevémosla a la categoría de una verdadera y redentora catedral del Trabajo.

Lorenzo Bisbal

EL OBRERO BALEAR nº 1136

18 de enero de 1924