1924 – GRAN FIESTA OBRERA

El domingo se inauguró la Casa del Pueblo

 

Descubrimiento de una lápida; discursos de los Sres. Bisbal y March.- Café de compañerismo; hablan los Sres. Alomar, Bisbal, Ferretjans, Monserrat y otros.- Velada.

 

Por la mañana

 

El domingo tuvo lugar, conforme anunciamos, la inauguración oficial de la Casa del Pueblo.

 

A las nueve de la mañana empezaron [ … ] de la Casa y una banda de música que había de amenizar el acto. Dicha banda dio un concierto en el [ …] del Teatro.

 

Llegada del Sr. March

 

A las diez y media en punto llegó a la Casa del Pueblo, don Juan March acompañado de don Luis Alemany, don Francisco [ Mora?], el ex concejal don [ … ] Oliver Xamena, don Antonio Pou, don Alejndro Jaume, don Fernando Pou [ … ]

 

En el vestíbulo fue recibido por el presidente, secretario del Patronato y todos los Presidentes de las distintas Socieades y Agrupaciones que integran la Casa.

 

Se ofreció al señor March una gran ovación mientras que la banda de música ejecutaba un pasodoble.

 

Recepción

 

El señor March y los que le habían [ … ] a la Secretaria del [ … ] el señor March a los representantes de los pueblos y Presidentes de las sociedades locales obreras.

 

Durante la recepción, el Orfeón Republicano cantó La Internacional y otros [ … ] siendo muy aplaudido.

 

Descubrimiento de la lápida – Discurso del señor Bisbal

 

Luego pasó el señor March y miembros [ … ] al salón-teatro, en cuyo escenario tomaron asiento.

 

El presidente de la Casa, señor Bisbal pronunció un discurso, haciendo resaltar la trascendencia del acto que se estaba realizando.

 

Luego hizo historia de los acontecimientos que se han desarrollado desde que el señor March tuvo la generosa iniciativa de ofrecer el edificio.

 

Añadió que la clase trabajadora, al aceptar el regalo, no abdicó de sus ideales ni comprometió su independencia.

 

Dijo que la gratitud por los donativos es eterna.

 

El señor March, como todos los capitalistas, -añadió- va a su negocio, como todos los demás, pero como él, de espíritu [ … ] no ha habido ninguno.

 

Terminó el señor Bisbal ofreciendo al señor March como sincero homenaje de gratitud de los trabajadores, la lápida colocada en la ante-sala del teatro, en la que se lee la siguiente inscripción.

 

“Este edificio fue donado por don Juan March Ordinas a las Sociedades Obreras. Fue arquitecto director de las obras don Guillermo Forteza.- Año 1923.”

 

Acto seguido fue descubierta la lápida en medio de grandes aplausos.

 

Discurso del Sr. March

 

En el escenario pronunció don Juan March el siguiente discurso:

 

Señores:

 

Era obligado que a esta solemnidad de los trabajadores de Mallorca al inaugurar en el día de hoy su casa, su hogar colectivo, asistiera yo para asociarme a vuestra alegría y para agradeceros con toda el alma el homenaje de simpatía que habéis tenido a bien ofrecerme.

 

Os confieso que vuestra noble actitud, que vuestros elevados sentimientos, me proporcionan una de las emociones más fuertes que he sentido. Tan acostumbrado estoy, en mi vida agitada y azarosa, a tropezar con ingratitudes y bajezas y hasta con ruindades, que vuestro acto de hoy, generado por los más puros y levados sentimientos, me conmueve, a la vez que me recompensa con creces de todas aquellas miserias despreciables.

 

Hemos llegado a este día solemne para la clase trabajadora, no obstante las campañas que se han desatado para impedirla, en contra de esta Casa del Pueblo. Se os ha zaherido a vosotros, para combatirme a mí; difundiéndose con persistencia desusada la especie de que la donación de este edificio cercenaba vuestra libertad, sometiéndoos a las veleidades de mi capricho. Yo invito desde aquí a cualquier persona solvente en el orden intelectual y en el moral, a que cite un solo hecho, basado en la escritura de donación, que atente lo más mínimo a la libertad de la clase trabajadora;  a que se me cite una sola cláusula de esa escritura que establezca entre vosotros y mi persona, nexo alguno de dependencia. Si existiese una sola frase que, por defecto de expresión, pudiera prestarse a torcidas interpretaciones, en perjuicio de vuestra dignidad y libertad, yo os declaro desde este sitio, para que todos me oigan, que podéis contar desde ahora con mi firma para modificarla.

 

Este edificio, no sería nada, no significaría nada, ni existiría razón alguna que justificara el alborozo de su inauguración, si no fuera por que aquí han de albergar , con los hombres de la Comunidad trabajadora, las ideas que hoy rigen y presiden vuestra organización proletaria, vuestra concepción del Estado y de los asientos económicos y jurídicos de la Sociedad, que va abriéndose paso incluso en la actuación de los Gobiernos que aparentemente os son contrarios y que no saben aportar a los problemas públicos más que un intervencionismo disciplinador de las iniciativas individuales, que es el nervio de vuestra ideología política, aún que en vosotros tenga más permanencia en los fundamentos y mayor amplitud en la finalidad.

 

Por ser esta la significación de vuestra hora para cuyo albergue se ha levantado esta casa, es natural que hayan hecho desesperados esfuerzos contra el designio de edificarla esos elementos llamados conservadores, en cuya conducta no han penetrado ni las enseñanzas de la Iglesia Católica no las de los grandes pensadores que honradamente profesaron el principio de la justicia social. Pero lo que hay es, que los que así piensan, ignoran, o fingen ignorar, que no sois vosotros los que teméis al imperio definitivo y absoluto de la justicia; si no que lo temen precisamente aquellos que, con grandes reservas mentales parecen reclamarla En un régimen de justicia absoluta, no se le puede negar al trabajo lo que es suyo, ni sabe que por otros procedimientos que no sean los de la inteligencia y los de la actividad puedan escalarse las altas cumbres de la Sociedad conquistadas hasta hoy por el favor y el privilegio de las clases que viven como las plantas parasitarias, nutriéndose con la ruina de los demás. Vosotros pues reivindicáis y reclamáis lo vuestro; y vuestra actuación será tanto más eficaz y acertada, cuanto más discretamente apartados de todo orden de discusión y de lucha, sobre aquellos hueros dogmas políticos que sucumbieron con todo un sistema impráctico y utópico, mejor orientar vuestros esfuerzos y vuestras resoluciones a pedir y obtener en la organización administrativa del Estado, el puesto que corresponde a vuestro peso social; y en el régimen de convivencia con el capital, en un plan evolutivo, leyes de aquella justicia social, que den a los representantes del trabajo, el trato moral y el económico, que corresponda a la superior y preponderante influencia que en la economía del mundo tiene, sobre las fuerzas latentes de los capitales, la fuerza viva, creadora y activa de la inteligencia y del esfuerzo muscular.

 

Existe por el contrario a lo expuesto –y bien claramente habéis podido experimentarlo- un sector muy extenso de fuerzas conservadoras derechistas que confunden las ideas de orden y de autoridad, con las de su absoluto e indiscutible predominio social; y la libertad, con la de una facultad privilegiada y sin límites para hacer lo que a ellos mejor les plazca. A estos no podía acomodarles, que vosotros, los desheredados, os organizarais mejor y más solidamente, por esto, no solamente no han pensado en ofreceros su concurso para la realización de este esfuerzo; sino que han hecho cuanto ha estado a su alcance para frustrar nuestros planes.

 

Ningún espíritu abiertamente liberal puede atemorizarse no sentir escalofríos ni espanto ante el hecho de que la clase trabajadora se prepare y se ponga en condiciones para tomar parte en todas las manifestaciones de la vida pública: que la clase trabajadora alberga en nuestra raza grandes virtudes de abnegación y honradez y es legítimo que encuentre cauces adecuados para llegar a formas superiores de civilización, inspiradas en un ideal de mayor equidad y justicia.

 

Por que así pienso yo, he querido para mi, el honor, de ser quien exclusivamente aportara el esfuerzo material necesario para la realización de la obra que hoy inauguramos. Todos recordaréis –sin propósito de ofensa lo digo- que el Ayuntamiento de Palma se negó a cederos el solar donde debía levantarse vuestro hogar,. Hoy celebro aquella negativa. ¿Por qué? Por que no habré de compartir con nadie la satisfacción que para mi representa esa obra, de la que no me arrepentiré jamás.

 

He de haceros una confesión. Yo no puedo compartir íntegramente vuestras fórmulas reivindicadoras. Pero yo he sido un trabajador como vosotros, yo he conocido los sinsabores y las amarguras de la inseguridad de la vida. Yo nada debo a la herencia; cuanto tengo, me lo ha proporcionado mi trabajo. Pero desde mi plano actual de capitalista, he podido observar que no siempre el bienestar es fruto o compensación del trabajo realizado; que en la sociedad viven holgadamente elementos, sin efectuar aportación alguna al patrimonio social; y que vosotros, trabajadores, erais merecedores y tenías opción a una distribución más equitativa y a un mejoramiento de vuestra vida. Y esa observación fue, la que me decidió a daros armas para poder luchar dignamente por la consecución de vuestros ideales.

 

Voy a terminar. Antes de pocos días, quizás dentro de unos pocos instantes, nadie guardará recuerdo de las palabras que he pronunciado en este acto; pero no ocurrirá lo mismo, abiertamente, cuanto al testimonio vivo y perpetuamente tangible de este edificio, que vivirá años y centurias, como atalaya vigilante de los derechos y de los intereses de la clase trabajadora. Esa es, para mí, la mayor satisfacción. La Casa del Pueblo será siempre la mejor obra que habré realizado. Pondrán los vaivenes de la suerte llevarme a planos de mejor o peor aventura; extinguirá la muerte mi vida, como la de todos; pero lo que no podrá extinguir la muerte, ni destruir la muerte, será la Casa del Pueblo; porque esa casa ya no es mía, ya es vuestra, de la gente que trabaja y el trabajo durará lo que en el mundo dura la obra humana.

 

Mientras ésta aliente, en el frontispicio de vuestra casa, estará mi mejor ejecutoria, para perenne recuerdo. Y este es con inmodestia lo digo, mi mayor orgullo.

 

Entrega del álbum

 

Terminado el discurso el señor Bisbal hizo entrega al señor March del álbum que en señal de gratitud le dedican las entidades de la Casa del Pueblo.

 

El acto resultó en extremo brillante.

 

Fotografías

 

Del acto se sacaron varias fotografías

 

Por la tarde

 

Café de fraternidad obrera

 

Por la tarde a les tres se celebró el anunciado café de compañerismo, en el que tomaron parte 600 obreros.

 

Ocupó la presidencia el de la casa señor Bisbal al que acompañan los presidentes de las sociedades, el arquitecto de la casa señor Forteza y los señores Alomar, Jaume y Pastor.

 

El salón de actos se llenó por completo de comensales hasta el punto de tener que hacerse dos turnos para tomar café.

 

Hicieron uso de la palabra el señor Llaneras, de Felanitx, don Pedro Sancho de Artà; don Rafael Crespí, de Santa Eugenia; don Juan Salvà, del Coll d’en Rebassa; don Andrés Pol, de Binisalem; don Juan Vanrell de Pollensa; don Miguel Moyà, de Marratxí: don Mateo Soler, de Manacor; don Tomàs Seguí, de Esporlas; el señor Bujosa, de Pollensa; don Julián Ferretjans, don Simón Fullana y don Lorenzo Bisbal, de Palma, don Andrés Rotger, de Alaró y don Juan Monserrat Parets, de Llucmayor.

 

Finalmente don Gabriel Alomar, leyó las siguientes cuartillas:

 

No sé com dir-vos l’emoció que sent en dirigir-me per perimera vegada a un acte públic en nom d’una agrupación socialista. Per compensar l’humilitat de la meva persona vos suplic que vageu darrera mi, l’Unió Socialista de Catalunya, de la quel tenc l’honor d’esser president. Ella vos du, per boca meva, una slutació germanívola en l’alegria d’avui.

 

Jo voldría … jo voldría dir-vos moltes coses. Peró bé comprendreu qu’es impossible. Estic segur de que molta més eloquência que tot lo que puga dir-vos té lo que no dic, lo que no dic materialmente, però comprendréu ben bé, per la palpitación de postres cors i el meu, que concorden com una armonía de dues notes vibrats, com la rima de dos versos. Veritar que ja no necessitaríem parlar més, i que les meves paraules han duit an el vostre esperit una comunicación preciosa?

 

Aquesta es una hora de catacombes. I les catacombes son com una terra ont granen les llevros sembrades, que demà sortiran de la fosca i rebran la besada del sol i les ventades i ompliran de bellesa els camps i nodriran les ciutats amb l’aliment d’una vida nova.

 

Avui ben ences la llàntia familiar i el foc sacrat de la casa de tots, un redòs entorn cdl qual venim a consolar-nos de la nostra ciutat incoherente i condormida. Deixau-me repatir lo que ja he escrit a la capçalera del nostre humil i honrat setmanari. Per primera vegada me sent mallorquín de veres, i m’asec entorn d’una foganya ont les flames no son tant sols una memòria resignada de l’avior, sino una antorxa que espera l’hora de portar-la com una llum de guía pels camins de la victòria.

 

I ara que vos he parlat com a mallorquín, permetu que vos digui unes paraules en representación del nostres germans de Catalunya. Represent, ara, una ciutat dolorita i martir. Dins ella, noltros aspiram a instituir una nova i definitiva casa. No voldría ofrendre ningú; i si qualquú dels presents, veu en les meves parauels una afirmación que lo desagradi o ataqui les seves conviccions més arrelades que la’m pardoni en nom de la llibertat.

 

De tots els fots qu’ara posen damunt noltros, una Llico profunda s’en desprén; l’obligació del proletariat es tenir conciència plena de ciudadanía i de política; parlar en nom de tots, fins dels seus enemics; donar la pauta i la norma d’una societat més perfecta. Vull dir que no es tracta sols de conseguir la vostra lliberació com obrers, sino mes altamente, de conseguir la dignificació total de la societat, alliberant-la de les tares que avui la deshonren. Voldría que vos penetrasen bé de la missió històrica qu’a tots vos pertoca. Desd’el momento qu’estau convençuts de que no lluitan sols per pobres millores materials, com la jornada i el salari, sino també per conseguir el reconeixament de la vostra dignitat ciudadana, bé comprendreu que, davant de tot, son els operaris d’una ciudadanía nova, d’una altra Casa del Poble més alta qu’aquesta. Casa espiritual ont noltros no podrem posar més qu’una pedra ben petita; però Casa ont vendran a reunir-se totes les gents de la terra, i ont un día els nostres enemics d’avui, vençuts per la vostra raó, més que per la vostra força, vendrán a demanar-vos com a fills pròdics l’abraçada del perdó. I en aqueixa forganya simbòlica farem la festa de la reoneixença.

 

Vosaltres sou els nous creadors de la Polítca, font de la vida col·lectiva, ampliación suprema de l’idea significada en aquest casal: Casa del Poble.

 

Per un error fundat, part dels obrers va deixar-se dur a defensar lo mateix que predicaven amb mala intenció les burguesíes extremes: l’odi a la Política, l’indiferencia davant tots els governans, l’abandonament de la pròpia autoritat en mans d’altri, del primer vengut. Els resultat d’aqueixa conducta estçan a la vista.

 

Amics meus; ja he parlat prou. Ja sé que, en la diada d’avui, eren necessàries paraules més sustanciosses: però tenc l’esperança de qie quant aquesta veu meva hagi arribat al vostre cor, haurà despert un eco de converses molt més fondes i una resplendor de claretats molt més lluminoses.

 

El señor Alomar fue entusiásticamente aplaudido y felicitado.

 

 

Por la noche

 

La velada

 

A las ocho y media de la noche tuvo lugar la anunciada velada literario-musical, desarrollándose el siguiente programa:

 

Primeramente cantó varias escogidas piezas corales el Orfeón Republicano dirigido por el profesor de piano don Miguel Castellà, cosechando muchos aplausos, lo mismo la banda de guitarras y bandurrias que dirigen los hermanos Joaquín y José Bernat, resultando su trabajo un notable acierto.

 

Don Gregorio Crespó leyó varias composiciones poéticas con voz sonora y matizando como un consumado actor.

 

En la segunda parte se representó el juguete cómico “Los Monigotes”, en el que consiguieron muchos y justos aplausos Anita Ramis y el señor Quetglas.

 

A continuación la señorita Magdalena Munar cantó varios fragmentos de ópera, rayando a gran altura y siendo premiado su trabajo con nutridos aplausos.

 

Terminó la velada con la actuación de la canzonetista Anita Ramis, que cantó con singular donaire y maestría gran número de cuplés.

 

Rectificación

 

En el número del domingo al hacer la descripción del teatro dijimos equivocadamente que había pintado el telón de boca don Ignacio Muntaner, quien, además efectuó los trabajos de pintura del edificio.

 

Don Bartolomé Arrom pintó las tres decoraciones que se estrenaron anteayer.

 

Su trabajo fue en extremo celebrado por la numerosa concurrencia, que se hartó de aplaudir a la simpática cupletista

 

 

   EL DIA

  22 de Enero de 1924