ELECCIONES MUNICIPALES / 1905

LA  DERROTA DE LOS REPUBLICANOS

Desde que con visos de certeza empezó a circular el rumor de que todos los elementos reaccionarios de ésta capital se proponían sumar sus fuerzas a las de los dos partidos monárquicos que oficialmente se habían unido para luchar juntos en las elecciones del domingo, pudo preverse con bastante fundamento el resultado de las mismas.

Así es que, con estos antecedentes que no debieron pasar desapercibidos para los republicanos, y menos viendo que la prensa diaria alentaba solapadamente a clericales y demás reaccionarios a formar bloque enfrente de ellos para anonadarles, debieron prevenirse también y con juicio sereno estudiar la manera de sortear el conflicto.

Por desgracia no sucedió así a nuestro modo de ver; pues, lejos de seguir el partido republicano por la senda de la moderación y prudencia que las actuales circunstancias reclamaban, se dejó arrastrar por el radicalismo mal entendido que parece predomina en su seno, el cual lo condujo a la incomprensible pacto, conjunción i llámese lo que se quiera, con el elemento seudo-revolucionario que por sus antecedentes cabía esperar llevaría la discordia entre los mismo republicanos, dando esto mayores brios a los monárquicos y ser causa de una mayor derrota.

Desengáñense los republicanos; para obtener el apoyo y simpatía de la clase capitalista que es la que en el actual régimen social da y quita el poder, no caben estos radicalismos de que alardean muchos que en las filas republicanas figuran.

Para ser radical en este sentido es preciso desprenderse de toda ansia de inmediato triunfo, pues la burguesía nunca otorgará su confianza a quines lleven bagaje tan peligroso para sus intereses y privilegios.

Tanto es así, que el simple intento de introducir en el Municipio durante el presento bienio algunas reformas de este carácter, ha bastado para unir las diferentes fracciones monárquicas que en su mayor grado representan al capitalismo, para anular toda tentativa de, en su concepto, funesto radicalismo.

Buena prueba de lo que decimos es lo que ha pasado en estas elecciones, donde los monárquicos no han perdonado medio para conseguir derrotar la candidatura republicana. Compra de votos, coacción sobre muchísimos obreros que directa o indirectamente de ellos dependen, remesas de electores conducidos en carros a los colegios de las afueras y obligados a votar cual simples maniquíes, inválidos sacados de sus casas de grado o por fuerza, militares, sacristanes y curas a todo han apelado para lograr su objeto.

Con lo expresado, queda a nuestro juicio justificada la derrota de los republicanos y demostrado a la vez que los obreros que viven creyendo que con la República se puede obtener radicales reformas, andan de todo equivocados.

Celebraremos que lo sucedido en las elecciones del día 12 sirva para abrirles los ojos.

EL OBRERO BALEAR

Núm. 260, 18 de noviembre de 1905

 

fideus/