AL PUEBLO

Pueblo: A ti te toca ser el protagonista de la obra que el domingo próximo ha de desarrollarse, al objeto de proceder a la renovación del Ayuntamiento.

Si del resultado del escrutinio saliese vencida la enseña de la libertad, contra la cual lanza sus envenenados dardos, la gente reaccionaria, amalgama de conservadores, carlistas y demás vejestorios símbolos de una política que ya pasó para no volver, tu y nadie más que tu sería el responsable de tan tremendo fracaso viéndote luego en la situación de tener que llorar como niño, la pérdida de lo que no supiste conservar con la dignidad del hombre que tiene conciencia de cuales son sus deberes y derechos.

Contra la libertad de emitir el voto no pueden prevalecer ningún género de artimañas ni coacciones. Cualquiera que vaya a las urnas a votar contra lo que le dicte su fuero interno, es decir, traicionando a su conciencia, cometerá un delito de lesa patria, se hará traición a sí mismo, haciéndose indigno de vivir en un país civilizado. Su condición, en tal caso sería la de un verdadero paria de las Judías, para los cuales, en el reloj de los tiempos, aun no ha sonado la hora de escribir en su código las prerrogativas de los derechos del hombre.

Las huestes que cobijan, bajo el negro pendón del fatídico y cruel Franco español, cuyo tiránico poder cayó bajo la acción de las avasalladoras fuerzas del orbe entero aterrorizado ante la idea de ver retoñar en el suelo español el maldito árbol con cuyas ramas ardían las hogueras inquisitoriales, las que con su soplo avivaba el empedernido Felipe II, cuando se disponen a acercarse a ti es para engañarte arteramente.

Ellos, a la sordina, a la callada vendrán con el canto seductor de la promesa a decirte que ellos son la gente de orden, que solo en su mano está la felicitad de la patria, mientras que por otra parte con voz enfática y aires de dómine te presagiarán toda clase de desdichas para el caso de que las izquierdas coaligadas triunfen en la elección del próximo domingo.

Si tales argucias no les dan el resultado apetecido, entonces vendrá la oferta del dinero para ver si el soborno se realiza, más los que a tal se atrevan, después de haberles arrojado el dinero a la cara, debes despedirles a puntapiés. Los negreros no son dignos de consideración ni de respeto.

Los candidatos de las derechas, son los representantes de una amalgama informe y por lo tanto sin cabeza.

No luchan por una idea, solo batallan para tener encumbrado en las alturas del poder a un rancio político que medido con el metro de la imparcialidad no llega ni de mucho a la talla que alcanzan los más insignificantes gobernadores de una de las menos importantes provincias de cualquiera otra nación culta.

En cambio, los partidos que integran la coalición de las izquierdas son agrupaciones que crecen al calor de los vivificantes rayos del sol de la libertad.

La agrupación de las izquierdas, dirigen sus pasos por los senderos de la libertad, para conseguir entrar de lleno en el ancho camino del progreso en cuya avenida marchan majestuosamente las naciones que figuran en la vanguardia de la civlización.

Los izquierdistas buscan su apoyo en la bondad de las ideas que informan sus credos políticos.

Los partidarios de las derechas, ante la carencia de todo bello ideal, si se exceptúa el de su medro personal, solo apelando a las innobles y prohibidas armas de la coacción, el soborno y el atropello, aspiran al triunfo de sus candidatos, quienes al día siguiente de ser elegidos miran con ojos de indiferencia a los desdichados que con sus votos les encumbraron.

Pueblo: para que luego no te puedas llamar a engaño, ten presente que de entre los que figuran en la candidatura de las derechas, hay quien sólo tenía cariño al cargo de Diputado provincial, por aquello del cobro de las dietas.

No falta tampoco quien pretenda en aparecer hoy engalonado con el cargo de administrador de los intereses del pueblo palmesano, mientras que desde hace infinidad de años, por el ejercicio de un monopolio –por formar parte del trust petrolero- su capricho es tasa e n la venta de esta mercancía en Mallorca puesto que se ve libre de toda competencia.

Con los dos ejemplos citado ya puedes hacerte cargo, tu pueblo de Palma de quienes son tus verdaderos o falsos administradores.

La lucha del domingo, es una batalla entablada entre la reacción y la libertad.

Si en dicha campaña, la dádiva, la falsa promesa, la coacción o el soborno influyeran, para que el sagrado emblema de la libertad fuese arrollado por los fariseos de la funesta política reaccionaria, no te lamentes luego si bajo las plantas de cada español, aparece un nuevo Montjuich y si cada ciudadano español se ve condenado a transformarse en un esclavo, sumido bajo la férula de sus encopetados señores de horca y cuchillo.

La libertad es esencial e indispensable en los pueblos civilizados y los ciudadanos que traicionan su conciencia vendiendo su voto, no pueden constituir un pueblo libre a lo sumo se reducirá a un rebaño de esclavos.

EL OBRERO BALEAR

Núm. 404, 4 de diciembre de 1909

 

fideus/