La Guerra de
Marruecos
No sirve que el
pueblo proteste contra toda aventura guerrera; no vale que los
ciudadanos reclamen el retiro de tropas del Riff; para los magnates la
vida de los esclavos, la vida de los siervos y la vida
de los obreros no tiene ningún valor; nos consideran como
instrumentos disponibles y aplicables ora al arte bello, ora al arte
útil, ora al arte destructor. Más no ya son aquellos tiempos en que
solo los reyes, los príncipes y los nobles aparecen en escena, el
pueblo comienza ya a manifestarse, y empieza a figurar en ella, aún
violándole derechos adquiridos y supeditado económica y políticamente
a la burguesía, adquiere ya la facultad de cambiar de rumbo y de
elegir camino que le conduzca a lograr su emancipación; deber
primordial de todo ser pensante y libre.
En medio de las
guerras bien sordas manifiestas con que los gobernantes intentan
aumentar sus capitales y la Deuda Nacional, y la burguesía
conservar sus privilegios, transformando el dominio público en
propiedad privada, en medio de estas fraguaciones se levantan
espíritus rebeldes que se oponen a esas sangrientas matanzas,
desarrolladas a impulsos del influjo inquisitorial capitalista.
¡Si! En medio
de esos tratados diplomáticos, en medio de toda aventura belicosa, en
medio de los intentos de reparto de Marruecos se levantan los
millones de socialistas alemanes, los millones de
socialistas y sindicalistas franceses, los “millares” de
organizaciones obreras inglesas y los “miles” de socialistas y
societarios españoles, protestando ante los infames plutócratas
primero, y si llega el caso empeñando sus vidas después ante un
egoísmo sin límites, representador un poder ficticio, engendrador de
espectáculos horribles que dilatan las naciones malversando fondos y
sacrificando vidas humanas.
En esta época
las guerras son impropias. Imitando a “Elcira”, acabaremos con el arte
de matar. Cambiándose la pluma por la espada, los crímenes disminuirán
y los pueblos incultos saldrán del letargo intelectual en que yacen;
efectivamente, más embelleció a Francia su notable literatura que todo
lo que conquistara el “gran Luís”.
Nuestros
directores no son capaces de vencer ni por la pluma ni por la espada;
estamos en segundo período de decadencia material e intelectual.
Nuestra agricultura se encuentra en estado embrionario, y el
analfabetismo es la característica de los españoles en el mundo
civilizado. ¿Qué dicen de nuestros presupuestos en el extranjero? ¡Ah!
¡gobiernos sin entrañas son la vergüenza de la nación! Ellos aumentas
la “Lista Civl”, ellos consienten el despotismo clerical que nos
deshonra ante los pueblos cultos; más este país –Juan Lanas- todo lo
sufre, hambriento el pueblo mientras los grandes veranean,
despilfarrando a pierna suelta en bailes y juegos los
millones que el pueblo suma a la deuda, y vengan guerras y
vengan saqueos de hombres y dinero; pero ¡ay! Del día que el pueblo se
canse, entonces ….. no será una “semana trágica”.
Para burla y
escarnio del proletariado Canalejas no permite que los trabajadores se
enteren de los que sucede en Marruecos; no nos deja protestar de la
guerra, pues el menor chispazo hemos caído en la estúpida ley
de jurisdicciones; pero nosotros vengaremos tan criminal proceder para
salvar a España del estado de barbarie en que la tienen los
gobernantes monárquicos.
Pese a quien
pese la monarquía es incompatible con la civilización moderna.
Pese a quien
pese la República española se implantará en breve plazo.
EL OBRERO BALEAR
Núm.
495, 9 de septiembre de 1911
Veure :
Guerra del
Marroc
fideus/
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