¡No pasaran!  / 17 y 18 de julio

Memoria Civil, núm. 9, Baleares, 2 marzo 1986

Ante las noticias de África, el Gobierno Casares ordena a la Marina que bloquee el Estrecho de Gibraltar la mañana del 18. A través de Unión Radio de Madrid el Gobierno transmite la noticia de la sublevación de África.

El Gobierno envía dos inspectores con mando hacia las zonas confusas: el general Núñez de Prado a Zaragoza, donde sería detenido por el comandante militar general Cabanellas, mandado a Pamplona el día siguiente, 19 de julio, y fusilado; y el general García Gómez Caminero a León.

A las 8 de la mañana son detenidos en Madrid varios conspiradores y se concentran en la capital varias unidades de seguridad. Casares, sin embargo, se niega a distribuir armas a las milicias del Frente Popular.

Azaña, al conocer la noticia de que Queipo se ha rebelado en Sevilla, manda formar gobierno a Diego Martínez Barrio con la orden de pactar con los rebeldes. Habla con Franco, todavía en Las Palmas, quien le remite a Mola, director de la rebelión, a quien ofrece la cartera de guerra la misma madrugada del 19 de julio.

En Barcelona la CNT asalta armerías.

En Madrid, la UMRA (Unión de Militares Republicanos Antifascistas) se apodera del Ministerio de la Guerra haciéndose cargo del sistema de comunicaciones. Del ministerio se hace cargo el teniente coronel Hernández Saravia.

Al intentar tomar el ministerio, el general Villegas y ya esta ocupado, se une a Fanjul, que tampoco ha conseguido rebelar el mando de la División, en el Cuartel de la Montaña; García de la Herrán, otro general rebelde, que no ha conseguido lo propio en Campamento (Carabanchel).

Los dirigentes revolucionarios de Madrid exigen armas para sus milicias a Martínez Barrio, a cambio de la inclusión de Sánchez Román en el Gobierno. El nuevo presidente del Gobierno se niega. Por Unión Radio Dolores Ibárruri, la noche del 18, pronuncia el famoso discurso donde se fija el lema NO PASARAN. El grito de guerra de la diputado comunista sería muy eficaz para cerrar el paso a la rebelión y para dominar las calles de Madrid.