ACTUALIDAD POLITICA

¿Vendrá la República?

Hace unos cuantos meses nadie creía en su advenimiento; hoy son legión los que opinan que vendrá, y que vendrá pronto.

 

¿A qué se debe el cambio de opinión tan radical?

 

A las circunstancias creadas por la guerra del Rif, a la política observada en los últimos meses por D. Antonio Maura.

 

La monarquía le debe tan señalado favor.

 

Fuera de España, el ambiente es altamente favorable al cambio de régimen en nuestro país; dentro de éste, son cada vez menos los que conceden larga vida a la Monarquía.

 

La conjunción republicano-socialista, haciendo sentir su influencia a las masas obreras organizadas y a muchos elementos que antes vivían en la pasividad, ha despertado grandes esperanzas en cuantos tienen ideas progresivas y hasta en muchos que, sin tenerlas, ponen toda su atención en el desarrollo de los intereses materiales.

 

¿Llegará dicha conjunción a ser formidable fuerza, capaz de verificar el cambio político que libre a España de verse gobernada por gente reaccionaria y la encarrile por las vías del progreso en todos los órdenes?

 

Eso depende de los republicanos.

 

Si realizan la concentración de sus fuerzas, si en vez de hacer campaña en pro de sus respectivas fracciones, o de procurar que las unas se sobrepongan a las otras, se consagran por entero a borrar recelos, matar desconfianzas y predicar la unión de todos los republicanos, con el fin inmediato de reemplazar la Monarquía por la República; si hacen la labor que sus ideas, sus compromisos y su propia dignidad reclaman la mencionada conjunción tendrá bríos sobrados para dar a nuestro país, en plazo relativamente breve, instituciones políticas que le saquen del pantano en que se halla y le hagan marchar al compás de los pueblos más civilizados.

 

El partido Socialista no regateará esfuerzo ni sacrificio alguno para que la conjunción llegue a ese resultado, y las Sociedades obreras, interesadas en que la República se establezca, la prestarán todo su apoyo.

 

Si, por el contrario, la concentración de las fracciones republicanas se efectúa; si cada una de ellas, más que en el triunfo de la República, piensa en combatir a las demás y engrosar sus propias filas, o se muevo con el solo fin de satisfacer la mezquina ambición de una personalidad o conquistar puestos para unos cuantos individuos que compadreen con los monárquicos, entonces la conjunción republicano-socialista no podrá dar cima a su empresa –abatir la monarquía- y acabará por deshacerse.

 

Mas si este caso se diera, demostrando que los directores de las fuerzas republicanas eran incapaces de traer la República, el Partido Socialista y las Sociedades obreras cumplirán con su deber clavando en la picota a los culpables de que la Monarquía siguiera viviendo en España.

 

Puesto que de la concentración republicana depende el advenimiento de la República, cuantos militan en las distintas fracciones que constituyen dicho partido deben obligar a quienes están al frente de ellas a que trabajen de veras y sin reserva alguna por la concentración.

 

Y si alguien se opusiera a ella o hipócritamente la combatiese, deberá ser abandonado por los que antes le seguían y tenido por traidor.

 

Pablo Iglesias

     

EL OBRERO BALEAR

Núm. 406, 18 de diciembre de 1909

 

fideus/