La Recompensa ( curtidores

Muchos de nuestros lectores y todos los obreros curtidores conocerán a Jaime Palmer (a) Poyós, esquirol que fue en la huelga última tenida por los operarios de este gremio.

Pues el mencionado sujeto, el que hizo traición a sus compañeros de trabajo, el que se quedó trabajando cuando se declaró el paro y no quiso hacer causa común con los huelguistas, creyendo que si no abandonaba el trabajo el señor de la fábrica le condecoraría con la cruz de perpetuidad, es decir, que siempre lo tendría en gran estima y no sería nunca despedido de la casa; en recompensa del meritorio papel de Judas que había desempeñado en el teatro de la lucha sostenida por la sociedad de obreros curtidores; pues no le ha valido de nada tanto trabajo denigrante y hasta el limpiar las botas a su señor, para que éste le pusiera de patitas a la calle.

Todo traidor cobra su merecido tarde o temprano.

Lo que motivó el despido fue que el encargado le mandó hacer un trabajo y dicho sujeto se negó hacerlo, por lo tanto dicho encargado le dijo que de no hacer aquel trabajo quedaba despedido.

Mi hombre no quedó del todo satisfecho de la obra del encargado y se marchó a contar el hecho a su señor D. Alfonso Bueno, y una vez enterado este señor contestó al Poyós que era con el encargado que se había de entender, prefiriendo los demás operarios restantes de la casa que no a él.

Buena lección te has llevado Poyós; toma luz de este candil y cuando otra vez suceda lo mismo que ha pasado con el esta huelga, procura caminar más derechito, no sea que tus cuentas no te salgan aún peor que esta vez.

Ya tienes tu merecida recompensa.

Uno que no es traidor.

EL OBRERO BALEAR

Núm. 488, 22 de julio de 1911

 

fideus/