Jaume Rebassa           Ante el II Congreso de la UGT de Baleares

El próximo domingo a las diez de la mañana comenzará sus tareas el II Congreso de la Unión General de Trabajadores de Baleares.

He aquí un acto, al cual, quizá, no se le de toda la importancia que tiene.

Es muy probable que muchos trabajadores no vean en esos Congresos otra finalidad ni otro resultado, que adoptar medidas encaminadas a elevar los salarios, acortar la jornada de trabajo, y otras mejoras materiales.

Para mi no tendrían objeto esos Congresos si su finalidad suprema quedara reducida a tan limitados fines; para lo esencial de esas asambleas de l carácter de la que va a celebrar la clase obrera organizada de Mallorca, consiste, principalmente, en acrecentar nuestras organizaciones numéricamente y darles una buena orientación, despertando en sus componentes el espíritu analítico y el sentimiento de derecho, de justicia, sin lo cual no es posible adelantar un paso en el camino de su emancipación.

Los gobiernos burgueses, cegados por sus egoísmos e intereses de clase, gobiernan de espaldas a la justicia, en beneficio exclusivamente propio o de la clase que representan, y sólo una potente organización obrera bien orientada podrá hacer que gobiernen teniendo en cuenta los intereses y los derechos de la clase trabajadora.

El clericalismo mejicano hubiera derrocado el Gobierno del General Calle a no haber tenido este a su lado al proletariado organizado de aquel país, que, consciente de sus intereses ha sabido salir al paso a los añoradores del absolutismo y del Santo Oficio, haciéndoles caer en la evidencia de que pasó su tiempo. Sin la resuelta y acertada actitud de la Confederación Mejicana del Trabajo, seguramente la política liberal (no a estilo Romanones) y reparadora del ilustre Presidente, hubiérase trocado por la política de embrollo y favoritismo, a estilo Porfirio Díaz, pero la organización obrera que supo llevar a Calles a la presidencia de la República, ha sabido arrancarlo de las garras del clericalismo intrigante y usurpador, y allanarle el camino para que pueda llevar a feliz término su política social que tanto ha de contribuir al progreso de aquel país y al bienestar de la clase trabajadora. Pero ¿a qué seguir hablando de Méjico? Todos los viejos estamentos de la sociedad, por espíritu de conservación, se han despojado de la razón y de la justicia, ambas refugiadas hoy en las instituciones obreras. Pero no basta estar en posesión de tan estimables prendas, es necesario para hacerlas prevaler tener conciencia de ellas. Por falta de esta conciencia entre la clase obrera, los vividores de la política española, a pesar de los esfuerzos de la Unión General de Trabajadores y del Partido Socialista, llevaron al país al caos que, sino justifica, explica el golpe de Estado del 13 de septiembre de 1923 cuya consecuencia inmediata fue la dictadura actual.

Por eso las organizaciones obreras en sus Congresos no deben limitarse a tratar los asuntos exclusivamente relacionados con el trabajo, sino que sus dirigentes deben esforzarse para que aumenten sus contingentes y educarlos a fin de que sientan las emociones de la justicia, de la libertad y de la dignidad ciudadana. Sólo así estaremos en camino de la tierra de promisión.

Jaime Rebassa

 EL OBRERO BALEAR nº 1280

29 de octubre  de 1926