Por falta de arrestos

Desde que Canalejas pretendió demostrar al país su orientación democrática mediante unas leyes y reales ordenes que limitaran la acción preponderante del clericalismo, (que no habían de tener eficacia real) indignose éste de tal forma, que no ocultó su hostilidad hacia el Gobierno del señor Canalejas: y, no conformándose con protestas, llegó al extremo de hacer declaraciones amenazadoras en sus periódicos e inducir a traspasar los límites de la prudencia. Sin embargo, a de actitud tan provocadora, el Gobierno concretose a movilizar algunas fuerzas de tropa al objeto de impedir la manifestación que aquellos querían celebrar en Vizcaya y por consiguiente a dar toda clase de satisfacciones a fin de justificar actitud tan tremenda.

Y mientras se desarrollaban sucesos como los expuestos, observamos que la debilidad y tolerancia del jefe del Gobierno, servía de pretexto para que el elemento clerical se desenvolviese a sus anchas, como si aún disfrutáramos los mejores tiempos del señor Maura; motivo por el cual y a pesar de las leyes, se crean aún nuevas asociaciones religiosas, como ha sucedido en Coruña, y se pertrechan de armas los conventos que así lo han tenido por conveniente, sin que el Gobierno, en asunto tan delicado, demuestre las energías necesarias para evitar y reprimir tales abusos.

Con la huelga de Bilbao, que con tan buena táctica vienen sosteniendo los obreros mineros al objeto de reducir la excesiva jornada que realizaban, solo le ocurrió al señor Canalejas recurrir al supremo recurso de invadir de tropas aquella región minera, so pretexto de garantizar la libertad del trabajo, no interviniendo como era su deber, hasta que la opinión pública obligole a ello; pues la intransigencia de los patronos mineros rayaba en lo inicuo y se hacia necesario tratar de solucionar el conflicto. Pero su intervención no ha logrado siquiera ningún resultado; la soberbia de aquellos patronos ha podido mucho más que todo el Gobierno de don José.

Y lo mismo sucederá con todos aquellos conflictos de carácter social que sean originados por los que hoy se consideran dueños de la situación, aunque la opinión general no esté con ellos, gracias a la reacción que aún padecemos.

De haber procedido el señor Canalejas con la energía que debiera, a estas horas ya se habría resuelto la cuestión religiosa y no habría clerical que osare abrir el pico. La solución de la huelga de Bilbao sería un hecho, y no tendríamos que lamentar las calamidades que, por falta de arrestos, pesan hoy sobre la abatida España.

EL OBRERO BALEAR

Núm. 442 (bis), 3 de septiembre de 1910

 

Enllaç / CATOLICISME Y MOVIMENT OBRER A MALLORCA

 

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