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1936: adiós,
Mallorca
El Consell hará deberes
de memoria histórica en otoño. El ejercicio: un congreso sobre el
exilio político-cultural de la isla tras el alzamiento de Franco
M. ELENA VALLÉS. PALMA. Ya lo decía
el escritor Xavier Benguerel :
El exilio no tiene final y un exiliado lo es
para siempre. Poco se ha
hablado de los ´Juan sin tierra´ mallorquines, de aquellos
republicanos que, tras el alzamiento de las tropas de
Franco, que prosperó
raudo en Mallorca, en 1936, tuvieron que salir apresuradamente de la
isla o ya no pudieron volver a casa si se encontraban fuera
Mallorca. Voces desenterradas del olvido, como las de
Gabriel Alomar i
Villalonga,
Francesc de Sales Aguiló,
Pere Oliver
Domenge,
Antoni
Maria Sbert,
Maria Mayol,
Llibertat
Picornell,
Bernat Jofre o
Ignasi
Ferretjans... La lista se engrosa, hasta contar varios
centenares. Las voces disidentes de todos aquellos a quienes les
dolía Mallorca desde el destierro serán desenterradas en un congreso
de dos días que proyecta el Consell de Mallorca para el próximo
otoño.
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El ´Devonshire´ llevando al exilio
una expedición de menorquines. Foto: Documenta Balear |
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Los nombres de los ponentes no están
todavía confirmados, pero se barajan el de
Maria Campillo o Francesc Vilanova
de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y el de
Josep Massot i
Muntaner de la Universitat de les Illes Balears (UIB). La
historiadora en Buchenwald Elena Rodríguez
Codd ha sido también invitada para que exponga la situación
que vivieron cerca de 60 baleares en campos de concentración nazi.
"También habrá espacio de discusión para personajes anónimos. Se
incorporará su testimonio a partir del grupo de exiliados de los
años 40 que fueron reconocidos por el Consell de Mallorca durante la
pasada Diada", precisa el director insular de Cultura,
Maties Garcias. Un gesto reparador de
la memoria histórica. El exilio político y económico de finales de
los años 40, el activismo político durante el exilio y la situación
del destierro balear en el contexto peninsular son algunas de las
cuestiones analizadas en el ciclo que ha sido organizado por los
historiadores David Ginard y Antoni
Marimon.
En tiempos de la Segunda República, el
compromiso político era condición sine qua non si uno quería hacerse
valer como intelectual. Las circunstancias lo requerían. Por ello,
cuando se habla de éxodo, es difícil establecer una clara
diferenciación entre escritores y activistas políticos, dos
dedicaciones que fueron durante mucho tiempo de la mano. La nómina
de personajes históricos que aporta el profesor
David Ginard, quien publicó en
Documenta L´exili balear de 1939,
comprende por ello literatos, periodistas, profesores, políticos,
activistas..
El historiador apunta también algunas peculiaridades del exilio
balear en relación con el catalán: La
guerra terminó en Cataluña en febrero de 1939. Los catalanes
tuvieron más sencilla su huida al exterior: bastaba con cruzar los
Pirineos. Geográficamente, de Balears sólo se podía salir en barco.
Hubo una famosa salida de 500 personas en barco desde Menorca.
Los casos son variopintos:
Gabriel Alomar i
Villalonga, el escritor más reputado del exilio cultural, se
encontraba fuera de Mallorca y en zona republicana cuando estalló la
guerra; por ello, pudo huir sin problemas. A
Ignasi
Ferretjans la cosa se le complicó: estaba en la isla y tuvo que
ingeniárselas para salir.
El número de exiliados mallorquines es poco elevado, en relación a
la península: sólo se podía abandonar Mallorca vía marítima. De la
isla mayor se sabe que partieron al éxodo un par de centenares de
personas cuyo número no se ha podido
determinar con exactitud, dice
Ginard. De Menorca, se marcharon 500. Y de las Pitiüses, 123.
1.000 en toda Balears.
¿Adónde fueron a parar los vencidos con acento mallorquín? La
dispersión fue la tónica. Podríamos llegar
a contabilizar unos 20 países distintos, puntualiza
Ginard. La
mayoría se quedaron en Francia, como es el caso de
Maria Mayol.
Aunque tras estallar la Segunda Guerra Mundial, algunos
de ellos fueron a parar después a América:
Ferretjans
estuvo en México, por ejemplo, o
Bernat Jofre,
alcalde de Palma, terminó en Venezuela. Otros países
donde se rastrean mallorquines son República Dominicana, Colombia,
Chile. Un caso extremo fue el de
Pere Oliver
Domenge, que huyó de Mallorca durante la guerra en barca. Este
personaje terminó en Filipinas.
Testimonios de escritura sobre el exilio se conservan muy pocos. Se
han perdido dos ensayos de
Alomar y se
conservan varios artículos que
Sales
de Aguiló escribió en Quaderns de
l´exili, revista editada en México y donde escribía
Pau Casals también.
El exilio, una tragedia sempiterna: la mayoría no volvió a la
roqueta.
Reproduït de
DIARIO DE MALLORCA 25/01/2009

‘Els nostres deportats’ de Xicu Lluy, un llibre de lectura
imprescindible
David Girard
Article publicat a
L’altra
mirada 18 / juny 2013 |
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