El sujeto del debate no soy yo, sino usted, De Vilchez

Me da la impresión que el señor De Vilchez está con su cabecita fuera de la realidad. De la realidad dialéctica, porque son viejas tácticas, típicas y tópicas de los comunistas universitarios de los años 60, de desviar la atención del sujeto de un debate que les incomoda, insultando al mensajero para desacreditar el mensaje; y fuera de la realidad de esta polémica que no es sobre mi persona y, si me apura, ni siquiera sobre mi padre, sino sobre usted como “administrador” de esto que llaman “memoria histórica” y que, como no podía ser menos en manos de gentes como usted, ha acabado por convertirse en pura expresión de odio cainita. Si quiere, otro día hablamos de mi persona y comparamos su trayectoria con la mía- tendrá que tragarse muchas de sus afirmaciones- pero hoy no toca. Vamos a por lo de ahora.

1.- El cambio de nombre de la calle José Alemany Vich no está, de entrada, en los supuestos de la Ley de Memoria Histórica que se refiere, única y exclusivamente, y en su artículo 15 a”…la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación,  personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura”. En ninguno de estos supuestos está la calle de José Alemany Vich y el hecho de que usted pretenda, por extensión o analogía, ampliar el ámbito de la ley revela, sin que usted se de cuenta, la voluntad cainita y rencorosa o el fascismo subyacente que siempre ha existido tras el comunismo y los comunistas. No le voy a explicar la práctica unanimidad de la politología moderna en asimilar comunismo y fascismo como miembros de una misma familia política y filosófica: el totalitarismo. Me da la impresión que usted, puesto a no saber no sabe ni siquiera El Capital de Marx o el Manifiesto Comunista como es su obligación.

2.- Es usted un mal dialéctico, señor De Vílchez, algo imperdonable en un devoto del marxismo que ha hecho de la dialéctica hegeliana el eje central de todo el sistema marxista. Yo no he comparado la División Azul con la participación española en las guerras del Golfo y Afganistán: he afirmado un hecho creo que incuestionable, neutro y evidente, sin que haga falta estudiar a Clausewitz para comprender y aceptar que la guerra es un instrumento de las políticas exteriores de los Estado, sean fascistas, comunistas, democráticos o religiosos. Con ello patentizada la solemne estupidez de atribuir a los soldados la responsabilidad “personal”- como hace usted con suprema miseria moral con mi padre- de las consecuencias de las acciones bélicas planeadas por los Estados. Usted es una mala persona, De Vílchez: no respeta a los muertos y pretende algo así como fusilar sus cadáveres. (Bueno, en realidad es lo que hicieron sus conmilitones durante la Guerra Civil con cadáveres exhumados).¿Usted ha leído u oído alguna protesta o ataque contra Azaña, Prieto, Aurora Picornell, Pablo Iglesias, Lorenzo Bisbal, Alejandro Jaume, etc,  por el hecho de que hayan rotulado calles con sus nombres? Ni una y a pesar de que, con frecuencia, se trataba de desvestir el santo de derechas para vestir el santo de izquierdas. En cambio, usted y ustedes, se han cebado con los muertos del otro bando, han infligido un dolor gratuito y deliberado a las familias y han mostrado la diferencia de catadura moral. Y no me diga que los de un bando ya tuvieron los cuarenta años de franquismo para ser honorados porque no se tiene en pie por dos razones: aplicar la teoría de la “compensación”  es puro odio y venganza y pensar que “ahora nos toca a nosotros” es ignorar que, en todo caso, la Historia y su memoria se revisa cada generación. Ustedes están provocando e incitando a que la generación actual de los hijos del otro bando que no es el suyo de la Guerra Civil decida hacer su oportuna “memoria histórica” como reacción defeniva. De alguna manera es lo que pretendo hacer. Por su culpa.

3.- Le pronostico, señor De Vilchez que esta polémica subirá de tono y generará escenarios poco gratos. Usted lo ha querido y es usted, y sólo usted, el que se ha metido en este berenjenal. Es usted un hipócrita en su trayectoria personal y política. Usted dice que que condena los asesinatos de Paracuellos del Jarama, pero en 1972 entra usted en el Partido Comunista de España que dirige precisamente el responsable- Santiago Carrillo- de estos asesinatos que ahora dice usted condenar. Usted lamenta las atrocidades  del. Sargento Marqués en Menorca- hombre, un buen sustituto para la calle José Alemany Vich- pero en 1975-76 es el secretario general de las Juventudes Comunistas de Baleares, el mismo partido y la misma ideología y doctrina que inspiraron, acompañaron y perpetraron lo que usted, ahora y por vez primera, llama “atrocidades” de Marqués. Usted, señor De Vilchez, parece- digo sólo parece- lamentar el asesinato de Andreu Nin y, supongo, las matanzas de anarquistas y POUM, pero se integra, milita y ocupa cargos directivos en un partido de obediencia soviética, financiado por la Unión Soviética cuyos agentes secretos en la Guerra Civil planifican y ejecutan estos asesinatos y matanzas, no contra “los fascistas”, sino contra “los suyos”. Créame, señor De Vilches, su trayectoria moral es realmente “ejemplar” lo que usted hace es exactamente lo contrario de lo que usted dice, ahora, porque, en todo este tiempo de militancia comunista, ni una autocrítica, ni una pública retractación, personal o colectica, de De Vilchez o del Partido Comunista. Y se equivoca De Vilchez cuando afirma que me es “indiferente” lo que pueda pensar sobre las atrocidades que ahora reconoce De Vilchez. Al revés, me interesa sobremanera porque es lo que, a mi juicio, le invalida para gerenciar cualquier ensayo, intento o aventura de “memoria histórica”. Su trayectoria, De Vilchez, no es pacífica, ni ecuánime, ni limpia: usted ha militado y participado, no con la Bestia- Nazi, como dice usted, sino con la “Bestía.- comunista”, cuyo balance de muertes, asesinatos y holocaustos varios convierten a la Bestia-Nazi en un ridículo ratón. ¿Quiere que comparemos en número de víctimas, en tiempo de dominio y en espacio ocupado?

Antonio Alemany Dezcallar

El Mundo 23/06/2009