José María Gil-Robles                                  |    BIOGRAFIES  | TEMA:     DRETA AUTORITÀRIA   |    

José María Gil-Robles y Quiñones (Salamanca, 27 de noviembre de 1898 - Madrid, 13 de septiembre de 1980) fue un político y abogado español.

Se licenció en Derecho en la Universidad de Salamanca a los 21 años, siguiendo la carrera jurídica ejercida por su padre, Enrique Gil Robles. Militó desde su juventud en organizaciones políticas y sociales católicas. Doctorado en la Universidad Central de Madrid, obtuvo en 1922 la cátedra de Derecho Político de la Universidad de La Laguna (San Cristóbal de la Laguna, en la provincia canaria de Santa Cruz de Tenerife), que apenas ejerció. Nuevamente en Madrid, formó parte relevante de la redacción del diario católico El Debate, dirigido por Ángel Herrera Oria. Secretario de la Confederación Nacional Católico Agraria, en 1922 se integró en el Partido Social Popular, liderado por Ángel Ossorio y Gallardo.

Un año más tarde, iniciada la dictadura del general Miguel Primo de Rivera, colaboró con José Calvo Sotelo, director general de la Administración Local, en la redacción del Estatuto Municipal. Presentado en las candidaturas del Bloque Agrario, fue elegido diputado en las primeras elecciones de la II República, celebradas en junio de 1931, dos meses después de la proclamación de ésta. Intervino en las Cortes Constituyentes, en las que destacó por su oposición a la política religiosa del nuevo régimen desde su calidad de miembro de la comisión redactora del proyecto constitucional. Ese mismo año pasó a militar en Acción Nacional, creada poco antes por Herrera Oria y rebautizada en 1932 como Acción Popular, por exigencias del Gobierno, cuando Gil-Robles era ya uno de sus principales dirigentes.

Defendió la postura del accidentalismo, según la cual lo importante no era la forma del Estado -monarquía o república-, sino que éste defendiera los intereses de la Iglesia; esto chocó con otras posiciones derechistas, que se declararon opuestas a la república desde el principio.

A finales de febrero y principios de marzo de 1933 participó en la creación de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), al integrar en ella a Acción Popular. Su nuevo partido obtuvo la victoria en las elecciones de noviembre de 1933, pero con una escasa mayoría (115 escaños de 450) lo cual le imposibilitaba para formar gobierno en solitario. Apoyó al nuevo gabinete presidido por Alejandro Lerroux desde ese mismo mes, así como a los siguientes, encabezados también por otras figuras del Partido Radical.

En octubre de 1934, la entrada de tres miembros de su partido en el ejecutivo dio lugar a un movimiento revolucionario (la llamada Revolución de Octubre). El 6 de mayo de 1935 fue nombrado ministro de la Guerra por Lerroux, promocionando a una serie de militares que tendrían un gran protagonismo durante la posterior Guerra Civil, como fue el caso del general Francisco Franco. Prosiguió en el cargo en el gabinete siguiente, presidido desde septiembre de ese año por el independiente Joaquín Chapaprieta. Su actitud política, contraria a la dirección dada por éste a la economía, provocó la dimisión del presidente del Gobierno en diciembre de 1935 y el consiguiente final de su desempeño ministerial.

Después de la victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936 se convirtió en el jefe de la oposición parlamentaria. Su figura se vio cada vez más eclipsada por los postulados más radicales de José Calvo Sotelo, asesinado en la noche del 12 al 13 de julio de ese año. Gil-Robles, que había partido hacia el norte poco antes, abandonó España y se dirigió a Francia. Expulsado por el gobierno de Léon Blum, pasó a Portugal. Durante la inmediata Guerra Civil encomendó a sus seguidores apoyar al bando del general Franco a la vez que entregó los fondos de su partido al general Mola.

Finalizado en abril de 1939 el conflicto, apoyó la causa monárquica; fue miembro del Consejo Privado del conde de Barcelona (Juan de Borbón, padre del futuro Rey Juan Carlos I) e intentó llegar a un acuerdo en 1948 con el líder socialista Indalecio Prieto para lograr la restauración de la monarquía (Pacto de San Juan de Luz).

En 1953 regresó a España, donde apoyó a diversos opositores al régimen dictatorial del general Franco. Fue desterrado en 1962 por participar en junio de ese año en una reunión antifranquista en Munich -el llamado Contubernio de Munich-, lo que le valió asimismo ser apartado del entorno del conde de Barcelona. Comenzó entonces a escribir una serie de libros de memorias, en el primero de los cuales, No fue posible la paz (1968), intentó explicar las causas que llevaron a la Guerra Civil y justificar su intervención en los acontecimientos anteriores a la misma.

Catedrático de la Universidad de Oviedo desde 1968, tras el fallecimiento del general Franco en 1975 y el inicio del reinado de Juan Carlos I y de la transición española, intentó recuperar su papel político defendiendo las posiciones de la democracia cristiana. Estuvo apoyado en esta tarea por uno de sus hijos, José María Gil-Robles y Gil-Delgado.

Sin embargo, el fracaso de su partido (integrado junto al de Joaquín Ruiz-Giménez en la Federación de la Democracia Cristiana) en las elecciones de 1977, en las cuales no obtuvo acta de diputado, le apartó definitivamente de la vida política. En 1976 había aparecido otra de sus obras autobiográficas y de carácter político, La monarquía por la que luché.

Su hijo José María pasó posteriormente al Partido Popular y llegó a ser presidente del Parlamento Europeo. Otro de sus hijos, Álvaro Gil-Robles, fue Defensor del Pueblo.

Por su interés histórico, a continuación se reproduce un muy breve fragmento del libro No fue posible la paz de José María Gil-Robles:

Mi actitud en relación con el movimiento

Ya he dicho, y aquí lo ratifico, que quienes prepararon el movimiento no contaron conmigo ni me tuvieron al corriente de lo que pasaba.

Era lógica esta actitud. Mi oposición al empleo de la violencia, mi firmeza en propugnar una política de legalidad, me ponía al margen de una tentativa que se basaba fundamentalmente en el empleo de la fuerza. Resultaba, pues, perfectamente explicable que los grupos monárquicos, que con tanta rudeza habían atacado la política oportunista; la Falange, identificada con los métodos de violencia, y el Ejército, depositario del supremo poder de las armas, quisieran dar de lado a un partido eminentemente legalista como la CEDA.

No obstante, a pesar de este texto exculpatorio, el escritor británico Paul Preston, en su obra La destrucción de la democracia en España (Ediciones Turner, Madrid, 1978 ISBN 8485137760), afirma rotundamente que Gil-Robles sí estaba al corriente de los planes de sublevación que se iniciaron a raíz del triunfo del Frente Popular en las elecciones del 16 de febrero de 1936.

Cartel gigante de Gil Robles en la Puerta del Sol de Madrid: Dadme la mayoría absoluta y os dare una España grande.

Colaboradores de Wikipedia. José María Gil-Robles . Wikipedia, La enciclopedia libre, 2007. Disponible en <http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Jos%C3%A9_Mar%C3%ADa_Gil-Robles&oldid=8774027>.

No fue posible la paz

José María Gil-Robles.

Editorial ARIEL, Barcelona, 2006

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