Bombardeos

Memoria Civil, núm. 16, Baleares, 20  abril 1986

Día 13 de agosto (jueves) Bombardeo décimo tercio

Palma recibió la visita de un avión que lanzó proclamas, escritas por ciento en catalán, y firmadas por cuatro mallorquines marxistas, empleados del Ayuntamiento de Palma que habían marchado a Barcelona con el vapor que iba a la Olimpíada. Además soltó unas bombas que no causaron desgracias. Una de éstas que no llegó a explotar, fue a caer en una acequia abierta en el Pasaje Maneu, y las restantes en la barriada obrera de La Soledad.

Día 14 de agosto (viernes) Bombardeo décimo cuarto y décimo quinto

Los aviones volvieron a volar una hora sobre la ciudad arrojando muchas bombas, pero sin causar ni una sola víctima como tampoco los tres aviones que nos visitaron por la tarde a las cinco. Estos produjeron unos desperfectos en la iglesia de San Felipe Neri, en el Consulado Argentino y en una tubería de una calle de Santa Catalina. En cambio, al volar sobre la indefensa y pacífica población de Santa María, lanzó varias bombas, matando a una persona e hiriendo a dos. En Llucmajor destrozó una casa hiriendo levemente a tres personas.

Santa Maria sufrió un bombardeo el 14 de agosto que causó un muerto y 2 heridos

P. ANDRES DE PALMA. Mallorca en guerra contra el marxismo, Palma, 1936

Los bombardeos se redujeron notablemente a partir del desembarco en cantidad, aunque aumentaron en efectividad. A partir del 23 de agosto, los aviones republicanos no volvieron a Mallorca hasta mayo de 1937, a parte, una incursión esporádica, sin víctimas, el 18 de octubre del 36. No bombardearon la isla, excepto el ataque de 3 aviones, pintados con los colores "nacionales", a Artá, el 31 de agosto del 36, que causó 11 muertos y 3 heridos.

UNA IMPROVISADA FLOTA DE COMBATE

Puesto que la aviación militar era inexistente en Mallorca, fue improvisada una flota de combate formada por dos aviones, en los cuales, ni siquiera, podía instalarse una ametralladora. Sin embargo, fueron utilizados para elevar la moral de los ciudadanos. El 27 de julio, después de un bombardeo, difundieron octavillas que decían: Seguidamente se han organizado, como veis, una de nuestras escuadrillas de aviones para prevenir cualquier otro ataque y batirle con toda eficacia.

El piloto civil -posteriormente oficial de Aviación-, Juan Crespí, fue el organizador e, incluso, intentó atacar los submarinos que viajaban hacia Cabrera, tomada por los republicanos menorquines.

El aviador, Juan Crespí

El gobernador civil, García Ruíz, hizo todo lo posible para conseguir aviones. Convencido ya, de que no iba a recibirlos de la Península, ni de Marruecos, ordenó que se iniciaran las gestiones en Italia. Pidió ayuda económica a Juan March y a Manuel Salas, Las gestiones no fueron interrumpidas y, gracias al oro aportado por la población civil en forma de joyas y, teóricamente, en forma de aportaciones voluntarias, pronto llegaron los SABOYA italianos que permitirían la contraofensiva contra los desembarcados de Bayo.

La colonia extranjera de Mallorca se sintió muy alarmada por las amenazas de bombardeos y por la actuación represiva de los sublevados. Los respectivos cónsules organizaron una rápida evacuación en el mes de agosto.