Aviones italianos refuerzan al ejército nacional (28 de agosto)

Memoria Civil, núm. 22, Baleares, 1 junio 1986

Antoni Mestre (Capità d'Aviació)

El diecinueve de agosto de mil novecientos trenta y seis, amerizaban en la base de hidroaviones del Port de Pollença tres bimotores, Savoia Marchetti - 55, que acababan de bombardear tanto a los barcos mercantes como a los buques de guerra que servían de soporte a las tropas desembarcadas por Bayo. Estos hidroaviones se desplazaron al frente de Manacor directamente desde la base italiana y si recalaron en Pollença fue debido a un hecho curioso que no quiero pasar por alto: en el año treinta y tres, veinticuatro Savoia Marchetti tripulados por un total de cien hombres, cubrieron la línea Roma - Chicago y la mitad de ellos repostó en el Port de Pollença y la otra mitad en los Alcáceres. Fue por esta razón, pues, porque los pilotos ya conocían la base de Port, n la bahía de Palma amerizaron el día veinte, a las tres de la tarde, después de haber ametrallado a las tropas republicanas. Luego, al día siguiente, fue la aviación republicana la que contraatacó bombardeando el Port de Palma y causando serios desperfectos a uno de los hidros. Los dos restantes regresarían a Italia tres o cuatro días después. Posiblemente el veintiséis.

Antoni Mestre

Sin embargo las gestiones realizadas en Roma por Federico Pérez Esteve, Miguel Homar, Juan March y -según creo- cuatro representantes del Banco de España, encaminadas a conseguir aviones y material bélico, dieron sus frutos, y el veintisiete de agost atracó en nuestra bahía el Morandi, que llevaba desmontados en sus bodegas, tres cazas Fiat CR-32 y tres hiodroaviones Savoia-51, así como piezas de recambio, bombas y ametralladoras. El montaje de los hidros -cuyo responsable era el teniente Ravello- se realizó en la base del Port, y juntamente con la brigada de técnicos italianos trabajaron un grupo de militares españoles, entre los que recuerdo al brigada José Luis Canals y al soldado Rafael Llabrés.

En cuanto a los CR-32 fueron montados en el aeropuerto de Son San Juan -y no en el de Son Bonet, como tantas y tantas veces se ha escrito- y realizaron el montaje quince especialistas italianos y una brigada de soldados españoles entre los que figuraban Miquel Dolç, Rafel Rullán, Francisco Forteza, Sagrera, Calvo, Estarellas, Campuzano, Ramis, Minuesa, y yo mismo. Empezamos a trabajar a las ocho de la noche y, a la mañana siguiente un caza -pilotado por Ceirotti - y un hidro -pilotado por Ravello- volaron hacia el frente de Manacor

Un caza italiano, pilotado por Bruno Mussolini, sobre la bahía de Palma

Desde este momento, la aviación italiana ya no dejó de hostigar a las tropas y buques republicanos. La misma tarde del veintiocho, el caza -esta vez pilotado por el sargento Valentino- y el savoia, repitieron su incursión. Y el veintinueve, ya fueron dos cazas y dos hidroaviones los aparatos que entraron en combate, para pasar a ser tres -es decitr: tres cazas y tres hidros- el mismo treinta de agosto, cuando en plena euforia de las tropas nacionales aterrizaban en Son Sant Joan, tres bombarderos trimotores Savoia-81, que procedían de Italia.

Luego, ya el treinta y uno, los nueve aparatos se desplazaron hacia el frente actuando con gran eficacia.

Ellos -juntamente con los tres savoias Marchetti-51, llegados el día diecinueve- constituyeron la totalidad de la flotilla aérea nacional, encargada de fustrar el desembarco de Bayo.