La vista de una causa

Impresiones

 El día 15 de los corrientes viose la vista de la causa Estrany. Tres honrados trabajadores, de conducta intachable, ocupan el banquillo de los acusados.

 

Aunque en el momento en que escribo estas líneas, no haya llegado todavía a mi conocimiento el resultado del fallo, presumo ha de ser éste de una aterradora culpabilidad para los tres procesados, sin que pretenda al soltar tan arriesgada eventualidad; zaherir en lo más mínimo, la susceptibilidad del dignísimo tribunal de derecho, que en dicha vista entendió. Muy lejos de mi ánimo.

 

El capitalismo, es el eje alrededor del cual gira la actual organización social. Materialmente, es sino imposible difícil el triunfo de los irredentos de los parias, puestos en franca lucha contra los privilegiados de la fortuna. Todo gira alrededor de la peseta y a su impulso se mueve. La razón y la justicia, son palabras vacías de sentido, que para nada son tenidas en cuenta.

 

El señor Estrany, interpuso querella criminal contra tres obreros, por faltas por él mismo cometidas. De ser punibles, sobre su cabeza debería de caer todo el rigor de la ley.

 

Cierto que Bisbal y sólo él, o así al menos se desprende de sus declaraciones, fue el brazo ejecutor. Pero ¿y el autor moral? ¿Y el que con su conducta intolerable, su proceder innoble, hizo concebir la idea objeto del proceso?

 

Sin la idea que le impulse, el hombre no se mueve, no activa, no ejecuta. El señor Estrany impulsó a Bisbal a hacer lo que hizo, para luego delatarle. ¡Qué vergüenza! ¡Qué asco¡ Y que no sean tenidas en cuenta  ciertas circunstancias.

 

En el señor Estrany, sospecho pérfidas intenciones, moralmente más punibles si cabe, que el contenido en conjunto de la hoja objeto de su ensañamiento.

 

Y es que el señor Estrany, no obra por impulso propio. En su cerebro, tiene escondido un inquisidor; en su conciencia, un jesuita; y en su corazón un Torquemada o un Pedro Arbues. Sirve de instrumento a todo lo que tenga visos de maldad y tiranía. Es un monstruo por dentro.

 

Y todo esto, debemos de tomar buena nota, los obreros mallorquines.

 

Con pretender y conseguir eliminar de entre nosotros, al que es alma y nervio del proletariado organizado mallorquín, compañero de todos, querido Lorenzo Bisbal, no conseguirán sino atizar aún más la hoguera de los odios, que el pueblo siente contra todo lo que huele a despotismo y tiranía.

 

Bisbal nos dejará, pero tengamos la completa seguridad de que en espíritu al menos, vivirá entre nosotros, y nos transmitirá desde el punto donde fije su destierro, las grandezas que su inmenso corazón, corazón de oro, encierra.

 

Consolémonos a la sola idea de que en dondequiera que vaya Bisbal, ha de hallar ambiente propio a sus aspiraciones; mientras que su perseguidor, la sombra de Bisbal le ha de servir de pesadilla odiosa. Sólo, a escondidas de ocultis: purgará sus muchas faltas.

 

Moralmente, hemos triunfado.

 

José Monserrat

 

Lluchmayor, 12 de marzo de 1917

 

EL OBRERO BALEAR

Núm. 790, 24 de marzo de 1917

El judici de can Estrany