1922 – CARTA ABIERTA A GABRIEL ALOMAR

Maestro: He leído, con el deleite con que leo siempre vuestras bellas producciones, el artículo “El frente único”.

Me habéis librado de una pesadilla que me angustiaba. Hace cuatro años salude en La Última Hora el triunfo de Bisbal, señalándole como verbo del proletariado mallorquín, como pulsador de los sentimientos y de las ambiciones populares. Más tarde y en ocasión de cierta huelga planteada a espaldas de la dirección obrera, sintiendo herida su dignidad, creyéndose desautorizado por las huestes que acaudillaba, se creyó en el deber de abandonar la vida pública. No sin vencer grandes resistencias conseguí que desistiera de aquellos propósitos y reintegrarle a la dirección del partido socialista.

Desde su derrota me he preguntado más de una vez, si anduve desacertado al saludar a Bisbal como un caudillo y si fue también un desacierto reintegrarle a la dirección del partido socialista exponiéndole a ingratitudes como las que acaba de recibir.

Vuestro artículo, empero, desvaneciendo mis zozobras, me ha reconfortado. Vos también le señaláis como el primer tribuno proletario mallorquín con aptitudes indiscutibles para esa misión; vuestro fuerte espíritu reacciona, también, contra las adversidades y lejos de sentir desfallecimientos femeninos inyectáis en el ánimo del amigo caído, el optimismo que la ingratitud popular le arrebató

Yo he seguido desde cerca, amigo Alomar, el proceso de las pasadas elecciones. Las autoridades y la mayor parte de la prensa se congratularon de la legalidad con que se desarrollaron. Sin embargo yo no había visto en mi vida vergüenza mayor ni la legalidad tan prostituida. Electores, previamente alcoholizados conducidos descaradamente, como vil mesnada, a las urnas: presiones y coacciones de toda suerte y el dinero circulando a manos llenas según han afirmado casi todos los periódicos. Y lo más cínico del caso es que los que han triunfado, a costa de medios tan reprobables se sienten ufanosos de ese triunfo. ¡Qué vergüenza!

Ha sido derrotada la idealidad más fuerte que se ha presentado a la lucha; tal vez la única idealidad frente a la espantosa orfandad espiritual de los demás combatientes.

Salieron vencedoras las malas artes; pero también contribuyó al desastre, hay que reconocerlo, el triste espectáculo de la clase obrera lastimosamente dividida por meras diferencias adjetivas, sin discrepancias ideológicas y precisamente en momentos en que en todos los países del mundo se están haciendo esfuerzos generosos para unificar la clase obrera y en que el propio Lenin, como afirmáis muy bien, recomienda la formación del frente único como solo medio de vencer los esfuerzos desesperados de la reacción para defender la estabilidad de un régimen que está desplomándose.

¿Remedios para evitar futuras derrotas? No veo más que uno, el que habéis señalado: El frente único. Para mí es un alto honor suscribir íntegramente vuestro artículo. Como soldado de un partido de izquierda contesto afirmativamente a vuestra pregunta. Que todas las izquierdas que sientan la necesidad de defender nuestro común patrimonio ideológico, acudan pletóricas de fe y de entusiasmo a vuestro llamamiento desea fervorosamente vuestro devoto admirador.

Alejandro Jaume

EL OBRERO BALEAR nº 1042

16 de abril de 1922