Caricias y coscorrones

Dispuesto el Sr. Manitas a batir el “record” de la vacuidad y de la tontería (y de paso dar gusto a los que tienen plena autoridad en la materia) en esa cuestión de la Casa del Pueblo. insiste en sus puntos de vista.

Nosotros que somos unos puntos también con vista, creemos que el Manitas se encuentra entre los que le duele que los obreros tengan Casa del Pueblo., y se da el gustazo de no perdonar ocasión para soltar una tanda de disparates con no muy santas intenciones, por supuesto.

Pues, no señor, nosotros no dejamos escapar la Casa del Pueblo. y como no conocemos para conseguirlo otro medio más práctico que aceptar los consabidos 20.000, los aceptamos y por ello tendremos al donante todo el agradecimiento a que es acreedor. Todo esto con o sin la aprobación de aquellos que les tendría cuenta que los obreros fueran dispersos y peregrinando, en vez de tener un cuartel donde agruparse y preparar el disciplinado ejército que ha de hacer un día que baste para erigir una Casa del Pueblo. el factor trabajo, único que se necesitaría en un régimen donde no hubiera bribones que se quedaran con lo que no es suyo, sino del trabajador. La rodaja de plata no desempeña en el proceso de la producción ninguna función útil, es un estorbo, va que absorbe la mayor parte de aquello que debiera pertenecer única y exclusivamente a lo que crea valor al trabajo, base de toda riqueza. De aquí que un montón de capital, desde la base al vértice, proceda de la bribonería de los capitalistas y de la tontería de aquellos obreros que no han sabido ver claro que había quien se quedaba con el pan, la cultural y el hogar que les faltaba y les falta.

Pero como las cosas son como son y no como debiera ser, sabemos que para adquirir un solar y construir una casa se necesita capital en un régimen de propiedad privada, por lo que tenemos que optar entre quedarnos a la intemperie o proceder como los demás mortales.

A no ser que pretenda el Manitas que cometamos un robo y en nombre de la ley capitalista nos lleven a todos a la cárcel.

Y esto no, pues a nosotros nos parece mejor ir evolutiva o revolucionariamente a la destrucción del presente régimen de propiedad privada, y sentiríamos que para conseguirlo tuviéramos que apelar a la horripilante degollina que, según Manitas, estamos fraguando.

Así tenemos pensado hacerlo y no porque el Manitas crea otra cosa vamos a cambiar de parecer, pues creemos que sus consejos no van encaminados a nuestro bien ni a procurar nuestro engrandecimiento, a más de parecernos insulsas y ridículas teorías suyas.

De muy buena gana y de otra fisonomía moral parecida a la del Sr. March aceptaríamos 20.000 duretes más, los cuales convertiríamos en propiedad colectiva, en propiedad de todos, y cuyos beneficios a todos alcanzarán.

Y el día que suene en la Casa del Pueblo el cuerno de la abundancia habrá sonado en Palma la hora de las grandes justicias, de las grandes venganzasy la del acatamiento de la patosidad del Manitas.

oooOooo

Para nosotros es indiscutible el derecho que el Sr. Manitas tiene a decir cuantas gansadas tenga por conveniente. Ese derecho lo tiene ilimitado. Pero no le reconocemos el de meterse en corral ajeno a ejercer de dómine, de censor y de consejero, no aun con permiso de su pastor.

Créanos el Sr. Manitas, tanto el señor Jaume como el Sr. Bisbal saben a que atenerse con respecto a ciertas guasas, píldoras doradas y halagos manitescos. Ni uno ni otro han de hacerle caso, porque le han visto venir, y será mucha la candidez del Sr. Manitas, si se propone con unas piruetas ridículas sembrar recelos y discordias entre los socialistas.

Conocemos al Sr. Jaume y si el empaque burgués de éste, su asiento de plumas, su torre, su cubierto, etc, etec ,, no le parecen bien al Sr. Manitas, a nosotros, que nos honramos llamando correligionario al “hijo de una familia de negociantes opulentos”, nos parece de perlas, ya que todo ello no le impide declararse socialista y rozarse con la chusma encanallada con la cual con las turbas, no necesita congraciarse ni necesita cartas ni de lloriqueos para escaparse de torbellinos, porque nosotros ha mucho otorgamos (o nos  otorgó) el señor Jaume el título de compañero por su historia, por su bondad y por sus arraigadas convicciones que no le obligan a hacer voto de pobreza, como no debe ignorar el Manitas, que por lo visto, en su osadía, esgrime como armas la mala fe o la ignorancia.

Y sepa el Manitas, por si le interesa, que quien de veras aprecia a Bisbal somos sus amigos y no los de enfrente que cuando les conviene le adulan y cuando no, tejen malévolas insinuaciones. Sepa también, aunque no le interese, que Bisbal ha aceptado siempre como muy honrosa la compañía del Sr. Jaume, y crea también que los socialistas de la dirección aceptamos gustosos el codeo de ese burgués que par ser de los nuestros no necesita, si no le da la gana, emprender un vida de trabajo ni nunciar a lo que le ha dado el azar, pues nuestro partido no se acomoda a los antojos del Manitas, sino a sus ideales, acuerdos y estatutos que constituyen su credo, y a éstos ajustamos los socialistas nuestros actos y así continuaremos haciéndolo, ya que no reconocemos en los que acatan pastorales numen suficiente para meterse a facedores de entuertos programas y organizaciones socialistas.

Aconseje Manitas a los suyos, a los ministros de Cristo, estos votos de pobreza, que aquí si que encajan perfectamente los hechos y no los dichos.

Y no le preocupe, en lo sucesivo el que los ricos sin previa renuncia de riqueza vengan a nuestro campo. La revolución rusa, el bolchevismo ruso ha tenido por héroes a muchos que para darse la gran vida no necesitaban de la transformación del régimen de los zares.

Como se ve, de un gran propietario, con empaque burgués y todo, puede hacerse un tremendo Lenine.

Del enemigo el consejo, caro Manitas, y procure, si ha de seguir el nuestro, en estas cuestiones no decir tantas gansadas.

No está bien en esta hora patético-histórica.

Un manco pueblerino                            

EL OBRERO BALEAR nº 894

18 de abril de 1919