La Sublevación de Jaca del 12 de diciembre de
1930 fue un pronunciamiento militar contra el gobierno de la última etapa
de la
dictadura de Primo de Rivera. Aunque fue
sofocada y fueron fusilados los capitanes
Fermín Galán Rodríguez y
Ángel García Hernández sus efectos fueron
fructuosos tras la proclamación de la Segunda República Española cuatro
meses después.
Se organiza bajo una empresa de partidos políticos y
organizaciones republicanas como sindicatos bajo un "Comité Republicano
Nacional". Se inicia con la proclamación de la República desde los
balcones del ayuntamiento de Jaca con el nombramiento de la primera
alcaldía republicana como símbolo de su carácter estrictamente civil. Al
mismo tiempo se organizan dos columnas dirigidas por el capitán Galán y
Sediles que parten hacia Huesca.
El 14 de Diciembre, bajo Consejo de Guerra se condenan
a morir fusilados a los capitanes
Galán y
García Hernández. En marzo serían
juzgados y condenados un número significativo de militares por los hechos.
El capitán Sediles, condenado a muerte, fue indultado ante las
movilizaciones populares. Poco después, tras las elecciones del 14 de
abril, la monarquía se exilia y se proclama la República y se les
reconocerá como "mártires" por la República.
Antecedentes
Tras la dimisión el 29 de enero de 1930 de
Miguel Primo de Rivera, el rey
Alfonso XIII nombra jefe de gobierno al
general
Dámaso Berenguer Fusté, jefe de su Casa
Militar. Un gobierno en la última etapa de la dictadura conocido como la "dictablanda".
El 30 de enero, juran su cargo los componentes del
nuevo gobierno presidido por un nuevo militar en el que, además de la
jefatura, Berenguer asume también la cartera de Guerra.[1]
Con objeto de tranquilizar los ánimos, Berenguer afirma
que el nuevo gobierno quiere la pacificación del país y la vuelta a la
normalidad constitucional, prometiendo, entre otras cosas, la convocatoria
de elecciones generales.
Amnistía
Berenguer concede una amnistía a los condenados por los delitos de
rebelión, sedición común o militar y otros delitos de carácter político.
Asimismo, enterado de los proyectos de una sublevación militar, llama a su
lado al
general Goded, uno de los conspiradores
más activos contra la
dictadura de Primo de Rivera, al que
supone implicado en estos preparativos, y le hace convencer a los
militares más exaltados de sus buenas intenciones.[2]
Pero Berenguer no cumple sus promesas, radicalizando la actitud
tanto de civiles como de militares republicanos.
Pacto de San Sebastián
El 17 de agosto se reúnen en San Sebastián
Niceto Alcalá-Zamora y
Miguel Maura con los representantes de
diversos grupos políticos constitucionalistas y republicanos contrarios al
Gobierno Berenguer y la Monarquía, reunión que será conocida como
Pacto de San Sebastián, en la que se
acuerdan una serie de medidas tendentes a la instauración de una república
parlamentaria.[3]
Miguel Maura en su memorias, aunque no
clarifica el origen de la decisión de ir al golpe militar, reconoce que la
decisión fue asumida por todos.
La sublevación
En el mes de diciembre de 1930 el levantamiento se considera inminente.
Por fin, el Comité Revolucionario, después de varias demoras, acuerda la
fecha del lunes 15 de diciembre para el mismo. La dirección de la
sublevación en Jaca corresponde a
Fermín Galán, capitán del regimiento de
Infantería Galicia número 19, aunque también cuenta con la colaboración de
los capitanes
Ángel García Hernández, al mando de la
compañía de ametralladoras del mismo regimiento al que pertenece Galán,
Salvador Sediles y
Miguel Gallo del Batallón de Cazadores de Montaña La Palma número
8, Luis Salinas, del arma de Artillería y en
situación de disponible forzoso, así como la de diversos oficiales y un
cierto número de civiles.
Durante el otoño Galán, junto con los oficiales comprometidos y los
paisanos que le han prometido su apoyo, tratan de organizar todos los
detalles de la sublevación planeada. Por la indiscreción de algunos
comprometidos, el general
Emilio Mola, a la sazón Director General
de Seguridad, que conoce a Galán de los años de la
Guerra de África, llega a tener
conocimiento de que el capitán del regimiento Galicia trama algo, por lo
que, en atención a la relativa amistad que le une con él, envía, el 27 de
noviembre, una carta a Galán cuyo texto dice:
Madrid, 27 de noviembre de 1930
Señor don
Fermín Galán – JACA
Mi distinguido capitán y amigo:
Sin otros títulos para dirigirme a usted que el de compañero y el de la
amistad que me ofreció en agradecimiento por mi intervención en el
violento incidente de Cudia Mahafora, le escribo. Sabe el Gobierno y sé
yo sus actividades revolucionarias y sus propósitos de sublevarse con
tropas de esa guarnición: el asunto es grave y puede acarrearle daños
irreparables. El actual Gobierno no ha asaltado el poder, y a ninguno de
sus miembros puede echársele en cara haber tomado parte en movimientos
de rebelión: tienen, pues, las manos libres para dejar que se aplique el
Código de Justicia Militar inflexiblemente, sin remordimiento de haber
sido ellos tratados con menor rigor. Eso, por un lado; por otro,
recuerde que nosotros no nos debemos ni a una ni a otra forma de
gobierno, sino a la Patria, y que los hombres y armas que la Nación nos
ha confiado no debemos emplearlos más que en su defensa. Le ruego medite
sobre lo que le digo, y, al resolver, no se deje guiar por un
apasionamiento pasajero, sino por lo que le dicte su conciencia. Si hace
algún viaje a Madrid, le agradecería tuviera la bondad de verme. No es
el precio a la defensa que de usted hice ante el general Serrano, ni
menos una orden; es simplemente el deseo de su buen amigo que le aprecia
de veras y le abraza
Emilio
Mola
Sucesivos
aplazamientos
Los continuos aplazamientos para fijar la fecha de la sublevación,
hacen que las relaciones entre Galán y el Comité Revolucionario empiecen a
deteriorarse. A esto se une el hecho de que Galán ha llegado a saber, por
la carta de
Mola, que el Gobierno algo conoce acerca
de sus planes. Galán se impacienta, y temeroso, además, de que las nieves
invernales cierren los puertos imposibilitando el movimiento de tropas,
decide sublevar la guarnición el viernes día 12. Ante la imposibilidad de
convencer a Galán para que acepte una nueva moratoria, el Comité
revolucionario dispone que en la madrugada del día 12 viajen a Jaca, desde
Madrid,
Casares Quiroga y otros dos delegados del
Comité Revolucionario que, según su posterior testimonio, “llegados a
una hora intempestiva, duermen sin haber hablado con Galán”.[4]
El pronunciamiento
Los acontecimientos se precipitan y al alba, la guarnición de Jaca se
alza contra el Gobierno toma la ciudad tras haber apresado a los mandos
militares desafectos, y desde el ayuntamiento el nuevo alcalde proclama la
República. Galán publica un bando que manda fijar en las calles de Jaca y
que dice:
Como Delegado del Comité Revolucionario Nacional, a todos los habitantes
de esta Ciudad y Demarcación hago saber:
Artículo único: Aquel que se oponga de palabra o por escrito, que
conspire o haga armas contra la República naciente será fusilado sin
formación de causa.
Dado en Jaca a 12 de Diciembre de 1930.
Fermín Galán.
Fermín Galán nombra alcalde de Jaca a Pío
Díaz Pradas, que en 1931 sería designado “alcalde honorario de todos
los ayuntamientos de España”. Algunos opositores fueron encarcelados
en la casa consistorial, donde por primera vez en España ondea la bandera
tricolor (rojo, amarillo y morado) que ha confeccionado un sastre local
para la ocasión.
Hacia Huesca
Los sublevados y el grupo de paisanos que se les había unido preparan
la marcha sobre Ayerbe, con el objetivo de seguir hacia Huesca. Marcharán
en dos columnas, una por carretera, al mando de Galán, y otra, mandada por
el capitán Sediles, por ferrocarril.
No obstante, la desorganización e imprevisión de los sublevados -que
tardan más de ocho horas en requisar los camiones que habrán de
transportar a la columna de Galán por carretera, producen una excesiva
demora en la salida de Jaca (más de nueve horas sobre la hora prevista).
El lamentable estado de muchos de los vehículos requisados convierte la
marcha de la columna de Galán en una lenta y azarosa peripecia con
continuas averías y paradas. La lentitud de la marcha, el frío y el hambre
pronto harán cundir el desánimo entre la tropa.
Reacción gubernamental
El Gobierno del general
Berenguer, enterado de lo que sucede en Jaca por la alarma
enviada por una empleada del servicio de Telégrafos -cuya línea han
intentado cortar los sublevados-, decide actuar con la mayor premura y
cursa órdenes para que desde la Capitanía General de la V Región Militar,
en Zaragoza, se organice la contraofensiva. El capitán general de la V
Región Militar, general Fernández Heredia,
ordena que dos columnas, una desde Huesca y otra desde Zaragoza, salgan
para impedir la entrada de los sublevados en Huesca, las cuales al
atardecer del día 12 se reúnen con la artillería en las lomas de Cillas, a
3 km de Huesca. Al mando de esta fuerza está el general Dolla. Asimismo se
cursan órdenes para cortar el ferrocarril a la entrada de Riglos para
impedir el avance de los rebeldes, lo que obliga a la columna mandada por
Sediles, que partió en tren desde Jaca, a continuar a pie hasta Ayerbe, en
donde la columna de Galán les espera con cierto nerviosismo.
Cuando llegan a orillas del río Gállego, cerca de la localidad de
Anzánigo tiene lugar un encuentro con un pequeño número de miembros de la
Guardia Civil, mandadas por el gobernador militar de Huesca, el general
Manuel Lasheras, que resulta gravemente herido al intentar disuadir por
métodos violentos la columna del medio millar de hombres. Pocos días
después fallece a consecuencia de las heridas.
Sobre las 23 horas, la columna de Galán alcanza la localidad de Ayerbe,
donde toman posiciones de defensa, proclaman la República y son invitados
a una frugal cena, compuesta de pan y embutido, en el Centro Obrero
Republicano, mientras esperan la llegada de la columna de Sediles que
viene a pie desde Riglos. Galán se ve obligado a modificar los planes
iniciales, pues habrán de continuar todos por carretera, con las
previsibles dificultades que esta circunstancia añadirá debido al escaso
número de vehículos con que cuentan y a su lamentable estado.
De madrugada, abandonan Ayerbe y se dirigen hacia Huesca, pero en los
alrededores del santuario de Cillas, a unos 3 km de Huesca, se produce el
encuentro con el grueso de las tropas del Gobierno. Tras un infructuoso
intento, por parte de los capitanes García Hernández y Salinas, de
atraerse a los oficiales de las tropas gubernamentales, se produce un
tiroteo y ambos capitanes son detenidos. El general Dolla ordena a la
artillería abrir fuego sobre la columna rebelde, que responde con fuego de
ametralladoras y fusilería. Galán ordena de inmediato a sus hombres el
alto el fuego, mientras las fuerzas gubernamentales continúan disparando
sobre ellos. El fuego enemigo causa numerosas bajas a los rebeldes que,
presa del pánico, comienzan a huir en desbandada ante el desconcierto de
Galán que, sin saber qué hacer, permanece inmóvil y sin dar ninguna orden
a sus oficiales. Por fin los oficiales de Galán deciden emprender,
también, la huida, en tanto que Galán se niega a escapar. No obstante, sus
compañeros lo suben a la fuerza en uno de los vehículos que emprende la
marcha en dirección a Ayerbe.
El Consejo de Guerra
Apenas pasados dos kilómetros de Ayerbe, Galán reacciona y ordena al
conductor que detenga el coche junto a un cruce de carretera, desde el que
se dirige a pie, junto con otros dos oficiales que han decidido
acompañarle, al pueblo cercano de Biscarrués, donde se entrega al
secretario en ausencia del alcalde y le solicita avise a la Guardia Civil
para que acuda a detenerlo. Galán, en compañía de los otros dos oficiales,
es conducido al Gobierno Militar de Huesca, donde pocas horas después, en
la madrugada del doce al trece de diciembre, son juzgados por un Consejo
de guerra sumarísimo, presidido por el general
Arturo Lezcano. El Consejo apenas dura 40 minutos.
Los oficiales procesados mantienen durante todo el proceso una actitud
digna y valiente. Galán asume ante el Consejo de guerra toda la
responsabilidad de lo sucedido, por lo que solicita sean absueltos de los
cargos todos los oficiales que le han secundado. A pesar de los intentos
de Galán por salvar a sus compañeros, el Consejo dicta sentencia
condenando a muerte a Galán y al capitán García Hernández, que ha sido
conducido hasta Huesca por las tropas de Dolla, y condenando a cadena
perpetua al resto de sus compañeros. Ese mismo día, a las 14 horas, a
pesar de ser domingo y ser tradición no ejecutar condenas de muerte en ese
día de la semana, los condenados son fusilados en el polvorín de Fornillos,
en Huesca; Galán, que ha declinado el ofrecimiento del auxilio espiritual
de un sacerdote para administrarle confesión -ofrecimiento que sí acepta
el capitán García Hernández- da la orden de fuego al pelotón de ejecución
y se desploma con un grito de ¡Viva la República!.
En la mañana de este mismo día, el Comité Revolucionario, que se había
declarado responsable de la sublevación el sábado 13, es detenido,
ingresando en la cárcel Modelo de Madrid aquellos nombrados ministros que
iban a hacerse cargo del gobierno del Estado en el caso de triunfo del
pronunciamiento.
Ejecuciones de Galán y García Hernández
En el mismo día que se entregan Galán, otros militares del
pronunciamento, con un día de retraso y desde primeras horas se declara la
huelga en Zaragoza y las Cinco Villas. El lunes 15 se extiende a toda
España, excepto Madrid.
Las ejecuciones de los capitanes Galán y García Hernández causan gran
conmoción en todo el país, despertando un sentimiento antimonárquico que
se extiende como la pólvora por toda la geografía. Los ejecutados se
convierten, así, en los mártires de la causa republicana, lo que
precipitará el curso de los acontecimientos con la llegada, cuatro meses
después, de la Segunda República.
Durante toda la República los retratos de Galán y de García Hernández se
convertirán en las imágenes de Los mártires de la república.
El actual parque de la Constitución de la ciudad de Jaca pasará a
denominarse durante la Segunda República Española "Paseo Fermín Galán",
donde comenzó a instalarse el monumento que ideó el anarquista
Ramón Acín que en los fatídicos días de julio
del 36 fue destruido.
Uno de los momentos más emotivos en Jaca se viviría el 14 de abril de
1931, cuando los manifestantes acuden a la cárcel a liberar a los
encarcelados con motivo de la sublevación del 12 de diciembre.
Se llevaría al cine la reconstrucción de los hechos en la película "Fermín
Galán", que sería una de las primeras sonorizadas en el país.
La primavera ha venido
de brazos del capitán.
Niñas, cantad a corro:
¡Viva Fermín Galán!
La primavera ha venido
y don Alfonso se va.
Muchos duques le acompañan
hasta cerca de la mar.
Antonio Machado
La Virgen del Pilar dice
Que no le gusta la monarquía
Que quiere ser republicana
Como Galán y García
popular
En la actualidad
En cuanto al homenaje a Galán y García, considerado como acto de
reafirmación republicana, dará comienzo a las 19 horas ante el monumento,
sito en la calle dedicada a ambos capitanes.
El Círculo Republicano "Galán y García" organiza anualmente una ofrenda
floral y actividades en torno a estos hechos y la represión posterior.
Galán y García Hernández tienen un monumento actualmente sito en su calle,
además de otras calles de la ciudad llevan como nombre: Pío Díaz, Antonio
Beltrán “el Esquinazau”, luego Coronel de la 43 División Republicana
(Bolsa de Bielsa); Desideria Giménez “La Cazoleta”, adolescente fusilada
cuando contaba con 14 años… etc. Existe una ruta histórica sobre los
lugares mas importantes del hecho histórico.
[5]
Véase también
Fuentes
Referencias
- ↑
Las esperanzas puestas en este gobierno, para la vuelta a la
normalidad constitucional, se desmoronan entre los partidarios de la
República e incluso en los grupos monárquicos que fueron marginados
por la dictadura. Éstos pretenden una amplia revisión de la
legislación emanada de la misma, así como la reposición en sus cargos
de diputados, concejales y catedráticos cesados por ella.
- ↑
En este sentido, se permite la vuelta a la escala activa a los
militares del arma de Artillería que en su día fueron separados del
servicio por acuerdos del gobierno dictatorial. No obstante, se
excluye expresamente de la misma a los generales
Miguel Cabanellas,
Queipo de Llano,
López Ochoa,
Riquelme y
La Cerda. Aunque el movimiento queda
aplazado, la exclusión de estos militares de la amnistía no va a
contribuir a la calma.
- ↑
De esta reunión sale el compromiso de formar el llamado Comité
Revolucionario Nacional, que llegado el momento, de acuerdo con una
serie de militares adeptos, promovería un pronunciamiento para el
derrocamiento de la Monarquía y posterior formación del Gobierno
republicano
- ↑
Todavía existen los tres hoteles que había en la Jaca de los
años treinta (Mur, La Paz y París).
Fermín Galán se hospedaba en el Hotel
Mur y el emisario de Madrid, el futuro ministro
Casares Quiroga se alojó en el Hotel
La Paz y se fue a dormir sin haber avisado a Galán de la decisión de
retrasar la sublevación.
- ↑
Ruta histórica de la Sublevación de Jaca.
Bibliografía
fideus
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