La Tercera Guerra Carlista
se desarrolló en España entre 1872 y 1876 entre los partidarios de
Carlos, duque de Madrid, pretendiente carlista
con el nombre de Carlos VII, y los gobiernos de
Amadeo I, de la
I República y de Alfonso XII.
En marzo de 1870
Ramón Cabrera presentó la dimisión como jefe político y militar del
carlismo por creer que no se daban las "condiciones razonables de alcanzar
el triunfo por las armas" y no querer exponer a España a una nueva guerra
civil. El pretendiente, que llevaba meses preparando la insurrección desde
el exilio estableció el 21 de abril de 1872 como la fecha para el comienzo
de la sublevación.
Esta guerra carlista se desarrolló
sobre todo en las Provincias Vascongadas y Navarra. La restauración de los
Fueros por el pretendiente en julio de 1872, abolidos por los
decretos de Nueva Planta por
Felipe V, influyó en la fuerza del levantamiento en Cataluña y en menor
medida en Valencia y Aragón y algunas partidas poco activas por Andalucía,
así como el resto del territorio peninsular, especialmente en áreas
montañosas donde practicaban el bandolerismo ante su marginalidad y escasa
eficacia a la hora de establecer un vínculo con el pueblo que facilitara su
actividad guerrillera.
Tras la proclamación de la
Primera República Española en febrero de 1873, muchos monárquicos
isabelinos se pasaron al bando carlista, aumentando con la insurrección
cantonalista. Por el contrario, el golpe de
Pavía en enero de 1874 y el pronunciamiento de
Arsenio Martínez Campos el 29 de diciembre de 1874, que condujo la
restauración de la dinastía caída en 1868 en la persona de Alfonso XII,
contribuyeron a restar fuerzas a los carlistas, así como el acercamiento al
Vaticano del Gobierno español, y el reconocimiento de Alfonso XII por parte
de
Ramón Cabrera que publicó un manifiesto a la Nación y otro
dirigido al Partido Carlista.
El pretendiente Carlos VII, en un dibujo de la revista
Vanity Fair de 1876.
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Vascongadas y Navarra
El pretendiente cruzó la frontera francesa en Navarra el
2 de mayo y se puso al frente del alzamiento, pero el 4 de mayo el general
gubernamental Domingo Moriones entró por
sorpresa en el campamento carlista en Oroquieta, y el pretendiente tuvo que
cruzar precipitadamente la frontera francesa, poniendo fin, momentáneamente,
a la insurrección en Vascongadas y Navarra tras la firma del
Convenio de Amorebieta el 24 de mayo entre el
presidente del gobierno de
Amadeo I,
Francisco Serrano, y los líderes carlistas de Vizcaya. Sin embargo, el
convenio fue mal recibido por las Cortes y Serrano tuvo que dimitir. Tampoco
se aceptó el convenio desde el bando carlista y el pretendiente consideró a
los firmantes como traidores.
Tras el fracaso del primer levantamiento en las
Vascongadas y Navarra, el pretendiente destituyó a la mayoría de los jefes
militares y estableció el 18 de diciembre como fecha para la nueva
sublevación. Entre las numerosas partidas que se levantaron destacó la del
Cura Santa Cruz. Durante diciembre y los primeros meses de 1873 los
carlistas volvieron a levantar numerosas partidas en la región. El 5 de mayo
de 1873 se produjo una importante victoria en Eraul, Navarra, cuando las
fuerzas de Dorregaray,
Rada y otros líderes carlistas vencieron a las tropas de Navarro a
las que produjeron numerosas bajas y prisioneros. Esta victoria junto a
otras como la de Belabieta o Mañeru dio alas al carlismo en las Vascongadas
y Navarra.
El pretendiente volvió a entrar en julio de 1873 en
España y en agosto los carlistas conquistaron Estella, que convirtieron en
su capital, pero fracasaron en los intentos de conquistar Bilbao. En
septiembre de 1874, los carlistas mantenían 24.000 hombres armados y
ocupaban casi por completo las tres Provincias Vascongadas y Navarra,
excepto las capitales. Se estableció así un verdadero Estado carlista que
tenía su base en las diputaciones forales y en el que
Carlos VII era el jefe de Estado y estaba al frente de un Gobierno
compuesto por tres secretarías de Estado: Guerra, Negocios Extranjeros y
Estado, y, Gracia, Justicia y Hacienda. El número de carteras aumentaría
posteriormente hasta cinco. Existía también un Código Penal, Tribunal
Supremo de Justicia, Aduanas, servicio de correos y en 1874 se estableció
una universidad en Oñate.
Tras el fin de la guerra en Cataluña en noviembre de
1875, el ejército gubernamental se concentró en el frente del norte y en
enero de 1876 comenzó una gran ofensiva que llevó a conquistar Estella en
febrero, siendo forzado el pretendiente a cruzar la frontera el 28 de
febrero de 1876, el día que Alfonso XII entraba en Pamplona.
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Ramon Cabrera. |
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Frente Este
En Cataluña, el levantamiento se realizó incluso antes de
la fecha que había designado el pretendiente. Joan
Castell, al frente de 70 hombres, se sublevó unos días antes. El
pretendiente nombró a su hermano Alfonso Carlos
como capitán general de Cataluña, aunque hasta fin de año no cruzó la
frontera y fue Rafael Tristany quien asumió
transitoriamente el puesto. Aunque se formaron partidas guerrilleras en casi
todas las comarcas catalanas, no se llegó a organizar una estructura militar
común. La revitalización de la insurrección en el frente norte y la llegada
de Alfonso Carlos en diciembre de 1872 reactivaron las partidas carlistas en
Cataluña, al tiempo que la partida de Pascual Cucala
conseguía el apoyo popular en el Maestrazgo y se formaban otras hasta
totalizar unos 3.000 hombres. En la provincia de Valencia, los carlistas
mantenían 2.000 hombres armados en diversas partidas y en la provincia de
Alicante unos 850.
El general Marco de Bello
había organizado la división aragonesa y la administración civil y militar
de la región. Pese a esta organización tenían serios problemas para pagar a
los soldados y armarlos ya que se armaban con lo quitado al enemigo o
compradas en el extranjero. Organizó varios batallones carlistas y las
compañías del Pilar que eran soldados de preferencia dentro del ejército
carlista del Centro. Perdió algunos combates como en Caspe pero pudo
rechazar un ataque de los los republicanos a Cantavieja. Las partidas en el
Maestrazgo fueron aumentando y mezclándose con las de Aragón, Cataluña,
Cuenca y Albacete. Así por ejemplo la partida de
Cucala entraba y salía de Cataluña. En el 1874 el infante Alfonso
envió los hombres de Vallés (carlistas de Tarragona) a reforzar los hombres
del Maestrazgo. Los carlistas pudieron llegar a crear un miniestado con
centro en Cantavieja que, después de ser asediada, tuvo que capitular. La
movilización carlista se redujo en otras zonas a pequeñas partidas aisladas;
destacaban unos 400 hombres en Extremadura y las partidas de Castilla la
Nueva, sobre todo en la provincia de Ciudad Real.
También cabe destacar la conquista de la ciudad de Cuenca
en el año 1874 por tropas carlistas al mando de Alfonso Carlos y su esposa
María de las Nieves de Braganza.
En marzo de 1874, las fuerzas carlistas, dirigidas por
Francesc Savalls, pusieron sitio a Olot y, tras
conquistarla, la convirtieron en su capital. En julio se establece en
San Juan de las Abadesas la
Diputación de Cataluña, que presidía Tristany,
y que intentaba dotar de una organización político-administrativa a los
territorios controlados por los carlistas catalanes.
En marzo de 1875
Martínez-Campos ocupó Olot y sometió a sitio Seo de Urgel. Su conquista
por las tropas gubernamentales en agosto hizo que el 19 de noviembre
finalizara la lucha en Cataluña.
Bibliografía
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- Bruno Ramos Martinez: Memorias y Diario de Carlos VII, Madrid
1957
- Roman Oyarzun Oyarzun. "Vida de Ramon Cabrera y las guerras
carlistas", Barcelona 1961
- José Extramiana: Historia de las guerras carlistas, San
Sebastián 1978-1979
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- José María Jover(dir):Historia de España XXXIV. La era isabelina y
el Sexenio Democrático (1834-1874), Madrid 1988
- Joan Garrabou. "Gent Nostra. Cabrera", Barcelona 1989
- Conxa Rodriguez Vives. "Ramón Cabrera a l'exili". Abadia de Montserrat
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- Julio Montero: El Estado Carlista. Principios teóricos y práctica
política (1872-1876), Madrid 1992
- Robert Vallverdú: El tercer carlisme a les comarques meridionals de
Catalunya (1872-1876), Barcelona 1997
- Jordi Canal: El Carlismo, Madrid 2000
- Urcelay Alonso, Javier. "Cabrera. El Tigre del Maestrazgo". Barcelona,
Ariel, 2006.
ISBN 84-344-5205-7
Enlaces
Historia del general carlista Marco de Bello
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