DEL MOLINAR / Hablemos de Estrany y de ……..

 

El tiempo es oro, hay un refrán que dice, e indudablemente es así; por eso debemos aprovechar las caídas o mejor dicho las ocasiones para hacer que filtre en el cerebro de los más dormidos la voz del oprimido, del que después del rudo trabajo cansado, y casi sin humor ni facultades, lanza a la publicidad la voz de la justicia, pone de relieve los atropellos de que somos víctimas, y lanza a la calle las inmoralidades de los que sin duda son nuestros rivales.

 

Pues como decía, hay que aprovechar el tiempo; hoy nos encontramos en Palma con dos asuntos palpitantes y de actualidad: uno es el del señor Estrany y otro las porquerías cometidas estos días por dos farsantes curitas que sin ningún escrúpulo se olvidan de sus doctrinas y arrojan por el fango de la corrupción aquellas tablas que su dios les concedió para guía del camino virtuoso que debían de seguir.

 

Pero no es mi objeto el ocuparme hoy de ninguno de estos asuntos, pero si es muy conveniente que hablemos de ellos los que tengamos facultades para eso, y de esta forma haremos propaganda.

 

Sobre el primero hay un campo para extenderse; todos conocemos de fondo las injusticias que se cometen en la fábrica de este ca …… de Estrany, y los medios de que quiere valerse para desorientar la organización obrera, pues nosotros, los que nos llamamos hermanos, los que somos capaces de poner en práctica los mayores sacrificios para salvar a los compañeros que la fiera capitalista quiere acosarles y de esta forma salirse victorioso en sus imbéciles planes, debemos lanzar nuestra débil voz, pero justa, a la calle, abonando el terreno para que el día de la sentencia si preciso fuese tomemos medidas claras, pues las depravaciones de cierta gente son capaces de cometer cualquier atentado.

 

Volveré a insistir en lo antedicho; pensemos que la propaganda se impone, el clamoreo entre las masas es grande, pero hay que encauzarlas, hay que excitarlas para que no consientan un tirano sin entrañas se burle de nosotros, y mande sin más ni menos a un honrado al presidio o al destierro por nada, sólo por publicar las verdades de los escarnios y atropellos de que somos víctimas todos los que venimos al mundo sin más propiedad que dos brazos, los cuales los alquilamos para proporcionar riquezas, construir palacios, edificar presidio, y acumular capitales todo, emblema de la presente sociedad, y que después sirven para oprimir a aquellos que como nuestro compañero Bisbal, digan la verdad, a uno que no debería de existir entre el género humano, sino entre las fieras de las compañías de Río Tinto y muchas otras por el estilo

 

Rosafo

 

EL OBRERO BALEAR

Núm. 785, 17 de febrero de 1917

 

El judici de can Estrany