LA CRISIS DE TRABAJO
Paulatinamente, desde que estalló la
conflagración europea va acentuándose la falta
de trabajo. Hoy es una fábrica que cierra sus
puertas, mañana un taller que disminuye el
número de sus operarios o bien en esta fábrica y
en la otra conservan todo el personal con tres
jornales a la semana.
Las primeras que cerraron sus puertas al
estallar el formidable conflicto fueron las
fábricas de bolsillos de plata, así como los
talleres de encajes, ya que son industrias cuyos
productos se colocan en el extranjero y estando
cerrados los mercados suspendieron sus trabajos,
viéndose con ello perjudicadas unos centenares
de familias por no poder ganar el jornal que era
su único medio de vida.
La algodonera suspendió temporalmente el
trabajo, si bien parece que lo ha vuelto a
reanudar. La alfombrera también ha suspendido su
actividad, viéndose, por tanto, en la calle
todos los obreros que en esta fábrica trabajan.
En la industria de la edificación, también son
muchos los parados y los que trabajan esperan de
un momento a otro verse despedidos, puesto que
los patronos disminuyen paulatinamente el número
de obreros que emplean y así como pasa en la
edificación, honda crisis se nota en las
industrias que elaboran la madera, en las que
trabajan el hierro y demás metales: los
fundidores de uno de los talleres más
importantes de Palma, sostienen una huelga por
pedir que se les reparta el trabajo. Igual
sucede en la tipografía, etc.
En todas o casi todas las industrias se notan
los funestos efectos de la suspensión de la
actividad creadora en las naciones más poderosas
de Europa, siendo, a tal efecto, la situación
creada por estas circunstancias extraordinarias,
fuertemente angustiosas, ya que la miseria, con
su compañera inseparable, el hombre, deja sentir
sus fieros zarpazos en los estómagos de la masa
proletaria palmesana.
Y a las indicadas circunstancias extraordinarias
¿qué se ha hecho para evitar sus males? Nada o
poco menos que sepamos.
Nuestro Ayuntamiento, que tenía el acuerdo de
empezar el derribo de un trozo de muralla y la
prensa local había anunciado que empezarían los
trabajos el unes 7, no sabemos que causas han
podido impedir el que diesen principio los
indicados trabajos, a pesar de acudir todos los
días en mayor número los obreros a solicitar
trabajo a la alcaldía.
¿Qué espera, pues, nuestra corporación popular a
dar ocupación a tanto parado?, o ¿es qué quiere
que el hambre haga estragos entre los obreros?
No lo creemos, más bien nos inclinamos a creer
que no se da cuenta de los apremiante de las
circunstancias, por lo que le llamamos la
atención a nuestro Ayuntamiento para que proceda
con rapidez y energía para conjurar en lo
posible los estragos del paro forzoso.
A quien también hemos de incitar a emprender
obras y criticar por no estar a la altura de las
circunstancias, es a la Junta de Obras del
Puerto, la que tiene poco menos de un millón de
pesetas en caja, para parcialmente las obras, en
vez de darlas gran impulso al objeto de dar
ocupación al mayor número posible de obreros.
Así que incitamos a ambas corporaciones a que
rápidamente, preciendiendo de expedienteos,
abran obras de importancia para dar colocación a
los sin trabajo, con lo que beneficiarán a
nuestra ciudad, procurándola obras útiles,
cumplirán un deber y al mismo tiempo una acción
humanitaria.
Núm. 657, 12 de septiembre de 1914
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