La crisis de trabajo y nuestro Ayuntamiento
Hace quince días que se celebró un mitin para
pedir a nuestra corporación popular que los
irrisorios jornales de 1,50 pesetas que paga a
los obreros que ocupara para atenuar la crisis
de trabajo se elevara a 2,50 pesetas. Que la
petición es justa no cabe argumentar, puesto que
teniendo en cuenta el precio de las
subsistencias, alquileres etc, las 2,50 pesetas
son aún insuficientes para cubrir las
necesidades de una familia obrera.
Como es natural, a petición tan justa efectuada
por organismos obreros al Ayuntamiento, si
estimara en algo éste sus prestigios ante la
opinión imparcial y democrática, se hubiera
preocupado de la indicada petición, si bien creo
que a ser un Ayuntamiento con fibra democrática
tal petición no hubiera incurrido en error se le
llamaba la atención. Mas no, es que la
oligarquía que en nuestro Municipio tiene
asentados sus reales, mira con absoluto
desprecio todo lo que puede afectar a la clase
laboriosa de Palma.
¿Qué exageramos? No hay tal. Los hechos hablan
con su elocuencia irrefutable y estos nos dicen
el menosprecio con que ve la corporación
municipal las estrecheces, la miseria de la masa
obrera.
De la gestión de nuestros concejales se deducen
claramente las consecuencias anteriormente
apuntadas. Porque ¿qué ha contestado a la
indicada petición? Hasta la hora presente no ha
dicho esta boca es mía. Es más, por si esto era
poco, el sábado próximo pasado despidió a 45
obreros de los que tenía ocupados. Por lo que se
ve, pues, es cuestión que le tiene sin cuidado
la crisis obrera y la retribución que estos
puedan recibir.
Es notoria ahora, la dificultad, cuando no la
imposibilidad de encontrar trabajo y sin
embargo, no vacila nuestra alcaldía a en dar la
orden de despedir a 45 obreros que si trabajando
estaban muriendo de hambre, dado lo misero de la
retribución, estarán en la actualidad en un
situación verdaderamente insostenible.
¿Es que ha obligado a la Alcaldía el dar esta
orden el haber agotado los recursos que el
Ayuntamiento tenía dedicado a estas atenciones?
Si es así, se impone inmediatamente que se
procure allegar recursos por los medios que se
estime más convenientes, ya que las
circunstancias extraordinarias presentes
autorizan a ello. Porque si los recursos
escasean para atenciones tan indispensables ¿por
qué se obsequia con dinero del pueblo, la
oficialidad de un buque de guerra con un té en
el Gran Hotel?
Nosotros creemos que si la oficialidad
obsequiada hubiera sabido que con el importe de
su agasajo contribuían a echar en la miseria a
45 obreros, hubieran rechazado gustosamente y
con noble y elevado sentimiento patriótico a tal
agasajo.
Si las arcas del municipio van escasas de
fondos, ¿por qué se destinan sumas respetables a
expropiaciones como la de la illeta de Cort? ¿y
las partidas destinadas a parques? Sabido es que
estas atenciones no son urgentes como atender a
la crisis de trabajo.
Si el municipio reponía a estos 45 obreros, si
atendía a la petición formulada fijando el
sueldo mínimo de 2,50 podría ser Jordán en que
lavara muchas de sus culpas.
Núm. 668, 21 de noviembre de 1914 |