DE ACTUALIDAD
Uno de los problemas que más llama la atención
en la actualidad, es la huelga general que se ha
declarado en Barcelona y que va extendiéndose a
toda la provincia.
Esta huelga que reviste mucha importancia, por
la masa trabajadora que en ella toma parte, ha
llamado la atención general y como de costumbre,
la prensa burguesa ha buscado fines torcidos a
lo que es sencillamente una cuestión de
salarios. Han subido enormemente las
subsistencias, los salarios se han estacionado o
han disminuido por lo que los obreros se han
visto obligados a plantear el dilema: o cargar
con la tuberculosis, o rebelarse para obtener
mejores salarios; botando por lo último, cosa
que es de aplaudir por más que los burgueses no
lo vena con buenos ojos.
Para que opinión se tragara la especia
calumniosa echada a volar de que se trataba de
un movimiento en que intervenían elementos
extraños han sacado a colación a varios obreros
ingleses y a un inglés también reclutador de
obreros, pero que a pesar de estas apariencias
de veracidad la opinión no se ha dado por
satisfecha y en último extremo se atiene a los
más lógico y sencillo: que la huelga es
producida por una simple elevación de en los
salarios.
El pretexto de la emigración o del reclutamiento
de obreros para el extranjero no es privilegio
de Barcelona, puesto que existe en toda España.
En Mallorca son bastantes los obreros zapateros
y otros oficios que han emigrado a Francia, ya
que la vida se les hacia imposible aquí y en la
alternativa de morir de hambre o poder encontrar
trabajo en el extranjero bien remunerado, han
decidido marcharse y estos obreros ¿se han
expatriado por voluntad? No, ha sido la torpeza,
la inmensa torpeza de la burguesía española para
desarrollar la producción como demandaban las
circunstancias que ha hecho que la crisis
general revistiera estos caracteres agudos y
obligara a los obreros a resoluciones extremas.
En Cataluña con más organización, la huelga
viril y reivindicadora pidiendo elevación de
salarios; aquí, con menos organización, la
expatriación silenciosa de los obreros, que son
el nervio de la producción.
oooooOooooo
El otro tema de actualidad es la trascendental
cuestión del abaratamiento de las subsistencias.
Los acaparadores se agitan febrilmente para que
se les deje tranquilos en su vil tarea de seguir
asesinando al pueblo español con la exportación
de las diferentes substancias alimenticias. Los
cosecheros arroceros mandan comisiones a Madrid,
se reúnen y vuelven a reunirse y amenazan de que
se hundirá el mundo si no se les deja robar
impunemente. Quieren ellos vender el arroz a un
precio cuatro o cinco veces superior al normal,
puesto que de esta manera harán sumas fabulosas,
aunque para ello tenga que someterse a las
torturas del hambre al pueblo. Podrá objetar
alguien que esto no es de patriotas; pero ¿quién
piensa en patriotismo, ante un negociejo tan
espléndido y por añadidura conseguido sin
quebraderos de cabeza?
Si bien, por las impresiones que tenemos, no es
fácil que esos señores se salgan con sus
siniestros planes, puesto que el pueblo está
apercibido a la defensa para evitar que vean
realizados sus insanos propósitos.
De las otras medidas dictadas por el ministro de
Hacienda para conseguir el abaratamiento de las
subsistencias, ha conseguido dicho señor que una
porción de colectividades le felicitaran, pero
nosotros sentimos decir que no podemos sumar la
nuestra a las que ya ha recibido el señor Urzáiz,
puesto que las medidas dictadas por dicho señor
no se han traducido en una baja para los
consumidores.
Se cita el caso de que el pueblo español a
regalado a los señores azucareros en diez años,
la preciosa suma de trescientos millones de
pesetas, suma que no habría pagado a haber
consumido azúcar extranjero. Y ¿cómo agradecen
esos señores los sacrificios de la nación para
con ellos? Pues duplicando casi el precio de
dicho indispensable artículo de consumo, en las
actuales difíciles circunstancias. ¿Qué espera
el Gobierno para proceder contra esos malos
patriotas?
Por último decimos que el magno problema del
abaratamiento de las subsistencias requiere de
todo la atención de los poderes públicos si
quieren evitar días de luto para la nación.
Núm. 728, 15 de enero de 1916
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