El esclavo de su culpa

Pasado ya el período electoral ha quedado flotando en el ambiente político de Mallorca, la dictadura conservadora.

 

Las causas principales de ese ordeno y mando del partido conservador las ha de buscar el pueblo mallorquín en la política de complacencias y humillaciones del partido liberal, cuya subida al poder fue originada por la unánime protesta del pueblo español contra la nefasta política seguida por aquella amalgama neo conservadora que dirigió el dictador mallorquín don Antonio Maura.

 

Ya en el poder los liberales no pudieron o no quisieron obrar con toda la energía, dejando nuevamente a sus anchas a los caciques conservadores para que no interrumpieran en lo más mínimo su funesta política, que a la postre sería fatal a los mismos liberales, como a sucedido en las últimas elecciones de Senadores en Mallorca.

 

Debido a esas complacencias y humillaciones, el partido liberal ya demostró su inferioridad e impotencia en el asunto Ramis-Salas confeccionando el pastel a gusto de los conservadores que querían a todo trance se declarara capacitado al Sr. Salas e incapacitado al Sr. Ramis para el cargo de concejal de nuestro Ayuntamiento, cosa que consiguieron rápidamente los dictadorzuelos conservadores, quedando desacreditada ante el pueblo de Palma la política liberal democrática de D. José Canalejas.

 

Y considerándose impotentes, llegadas que fueron las elecciones de Senadores, solo tuvieron fuerza los liberales de Mallorca de presentar un candidato, D. Bartolomé Barceló Mir. Y aquí pasó la gorda. El Comité conservador interpuso el veto a dicho candidato por considerarlo a disgusto de ciertos elementos de La Peña cuyos resentimientos personales perduraban hacía bastante tiempo contra dicho candidato liberal.

 

Llegó el día de la lucha, los liberales verdaderamente indignados por tan inicuo proceder de sus amigos los conservadores, apelaron al retraimiento, sacando triunfantes sin ninguna oposición a los tres candidatos de La Peña.

 

La lección dada al partido liberal ha sido amarga, jamás desde la Restauración habían recibido tal sorpresa.

 

La indignación que reina en la hueste liberal es grande, pero eso no quita que vayan al banquete que en honor del candidato Sr. Barceló y Mir proyectan celebrar algunos elementos autorizados por su Comité como protesta de la conducta seguida por los conservadores en las últimas elecciones senatoriales.

 

A pesar de la indignación, a pesar del banquete de la protesta, los liberales de Palma no tendrán más remedio que reconocer más tarde o más temprano a los conservadores como únicos dueños del feudo caciquil de Mallorca, y tenderles a manera de súplica una mano para salir de la apurada e incorrecta posición en que se han quedado con tal motivo.

 

Mientras tanto la dictadura conservadora imperara, sus caciques en los pueblos impondrán su voluntad desde la oposición, hasta llegar a otra escaramuza que destruya para siempre lo poco que queda del histórico partido liberal.

 

EL OBRERO BALEAR

Núm. 429, 28 de mayo de 1910

 

fideus/