La Guerra de
Marruecos (conjunción)
Es
incomprensible, al parecer, la línea de conducta que han de seguir las
potencias europeas en África; pero conociendo la avaricia alemana, el
egoísmo de Inglaterra, la fantochería francesa y la pusilaminería de
España, no es difícil pronosticar sobre el estado de cosas que pueden
acontecer.
En efecto;
Alemania, ansiosa de expansionar su territorio, no tardará en echar
el gancho a los primero que se ponga a tiro –sirvan de
ejemplo las Carolinas-, Inglaterra, delirante por dominio, tan pronto
encuentre ocasión procederá haciendo el papel de espía, lo mismo que
cuando nos arrebató el Estrecho de Gibraltar. Francia, que no
avariciosa ni egoísta, pero sí, orgullosa por el mando, pudiera
resucitarnos el Dos de Mayo en el Campo moruno. España enferma,
tuberculosa en último grado, pobre en todos sus ramos
administrativos, sedienta de directores, capaces para el buen gobierno
en sus diferentes órdenes, ¿qué le toca que hacer? estarse quieta en
casita y ver los toros desde la barrera.
Sí España, -o
mejor dicho- si nuestros gobernantes, pecando de improvisores se
lanzan a las pretendidas alianzas que se suscitan, no hará otra cosa
que someternos a lo lacayo del pueblo aliados, dilapidar el Poder
económico y llevar al sacrificio al trabajador, siempre el primero en
sufrir y el último en ser recompensado.
Por eso
precisamente es necesario que republicanos y socialistas nos
apresuremos a derribar la monarquía para impedir que se lleven a cabo
los planes que fraguan sus gobernantes.
Implantado el
régimen republicano, e imítese a los portugueses con creación de
muchas escuelas –y no como hacen nuestros ministros, que presentan
proyectos para la creación de instituciones de mutualidad escolar sin
haber escuelas- expulsando órdenes religiosas, suspendiendo el odioso
impuesto de culto y clero, etc., etc., de esta manera, única solución,
será como podamos lograr que la desdichada España se llegue a
incorporar a las naciones llamadas de primer orden.
Lo contrario es
por las ramas. Por lo tanto, no tan sólo a la Conjunción republicano –
socialista le incumbe trabajar por ello, sino que todos cuantos
ciudadanos estén conformes con el progreso y la regeneración de
nuestro país, deben venir a nuestro lado a luchar con energía, contra
la reacción para en breve palazo ver logrados nuestros propósitos.
Si así se hace,
si se trabaja con vigor, la implantación de la República será un hecho.
Si desmayamos o no entretenemos con pequeñeces, los monárquicos
redoblarán sus esfuerzos, el pueblo, hoy animoso, se cansará y cuando
queramos lograr nuestro intento srá tarde.
Con que manos a
la obra, y para Año Nuevo, Vida nueva.
EL OBRERO BALEAR
Núm.
487, 15 de julio de 1911
Veure :
Guerra del
Marroc
fideus/
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