Contra la ley de Jurisdicciones

La campaña que a iniciativa del Comité de la Federación de Juventudes Socialistas viene realizándose en contra de la citada ley de Jurisdicciones, puede decirse que se ha hecho general en toda España; pues no tan solo efectúase aquella por la clase trabajadora únicamente, sino que también por elementos de intelectualidad poco dudosa.

Al número de víctimas que hasta la actualidad ha ocasionado, hay que añadir los tres mocitos que en vísperas del sorteo de quintos fueron sorprendidos en Madrid fijando pasquines de carácter pacifista, de cuyas resultas  han sido condenados a la pena de cuatro años y dos meses de prisión.

Ante los efectos producidos por semejante ley de excepción, indígnase la sana y honrada opinión, acentuándose de cada día la nota de desprecio que venía inspirando; pues debido a su existencia, aparecemos deshonrados ante las demás naciones de Europa, ya que tan solo en un país como España puede darse el caso de existir una ley como la que se halla en vigor, para escarnio de las libertades.

Tan monstruosa se ha hecho para cuantos amen de veras a la libertad, que se hace preciso aunar nuestros esfuerzos para hacerla desaparecer; pues que siendo obra de un falso liberal exclusivamente para limitar la libertad del pensamiento debe su promulgación; infiriendo con ello a la España libre y culta, la mayor de las afrentas.

Contra ella pues debemos decidirnos, cuantos verdaderos demócratas y liberales nos preciemos y por cultos nos tengamos; no cesando en nuestra obra hasta haber conseguido tan honrado propósito. Oblíganos a ello, el sagrado deber de ciudadano, ya que la tal ley constituye un ultraje a los derechos consignados en la Constitución del Estado.

En Palma como en el resto de la Península, los elementos Conjuncionados en primer término, y cuantos ciudadanos y organismos se consideren molestados por la vigente ley de Jurisdicciones, deben principiar campaña contra ella y pedir su derogación; pues mientras no logremos echarla abajo debemos continuar nuestra labor sin interrumpirla, hasta que los Gobiernos den cumplida satisfacción a los deseos del ultrajado pueblo que vuelve por su honor.

EL OBRERO BALEAR

Núm. 471, 25 de marzo de 1911

 

fideus/