OBRAR Y OBRAR

 

La protesta nacional a raíz de la campaña en Marruecos del pasado año, dio margen a los sucesos que en aquella fecha se desarrollaron y que tristemente todos recordamos, siendo necesario para acabar con aquella inquisición, el concurso de todos los demócratas, dando lugar a que fuera un hecho real la coalición republicano-socialista.

 

Las causas que motivaron la coalición, obedecieron a los funestos desaciertos políticos cometidos por el inolvidable Maura en la última etapa de su gobierno. La fusión de dichas fuerzas, tuvo por objetivo echar del poder al hombre que tales desplantes realizaba y a imposibilitar su subida para lo sucesivo. Si bien lo primero se consiguió, aún no se ha obtenido lo segundo, y a pesar de no haber pasado la oportunidad, no por eso hemos de confiar en la seguridad de obtenerlo.

 

El mero hecho de unirse republicanos y socialistas para evitar la subida de Maura al poder, significa la declaración de guerra al régimen monárquico y por ende a todos los defensores de la monarquía; y cualquiera de los miembros de la conjunción que no ajuste su táctica a los fines perseguidos, falta abiertamente al compromiso contraído.

 

Los representantes en municipios y parlamento, son los llamados a luchar en primera línea y a no cejar en sus ataques contra los monárquicos tanto conservadores como liberales. Pues si el gobierno conservador nos proporcionó una cruenta sangría con los sucesos de Marruecos, los liberales demócratas parece que siguen el mismo camino.

 

Y si en tiempo de Maura no podíamos salir a la calle, en la actualidad no se puede respirar; de modo que la situación ha cambiado en poco; viniéndose a demostrar el tiempo transcurrido, que a seguir como hasta aquí, pasarán los días y no habremos dado señales de vida.

 

Vivimos en plena lucha, y ésta es política, económica y social, y cada uno de los bandos, no perdona ocasión para derrotar al adversario. Nosotros a fuer de demócratas, tenemos empeñado nuestro honor en la lucha y el pueblo que en nosotros depositó su confianza tendrá derecho a pedirnos cuenta y juzgarnos cual merezcamos.

 

Procuremos pues interpretar nuestra misión redentora y no nos dejemos sugestionar por quienes únicamente podemos reconocer como adversarios políticos y como tales combatirlos hasta haber logrado la aspiración deseada.

  

EL OBRERO BALEAR

Núm. 449, 15 de octubre  de 1910

 

 

fideus/