Actualidad
(Conjunción republicano – socialista)
Ya que tan lindamente han vociferado los periódicos locales sobre una
segura rotura de
Dice así:
“Desde hace años viene a ser lugar común en
No nos habíamos enterado, distraídos en contar los años del monumento
conservador, de que otros colegas, medianamente mozos cuando era joven
Rodríguez San Pedro, en el correr de los tiempos y a pesar de sus
tinturas liberales, iban alcanzando lo que el teñir de pelo y barbas no
puede disimular; nevera en sus cabellos, rocío de senectud en el marco
del rostro. Y en el cerebro la chochez, bizcochos de sesos y requesones
cerebrales, donde la gente juvenil o ajamonada tiene firmes cerebros,
despejadas inteligencias. Así ocurre, que perdido el seso, se pierden
los estribos, se caen los dientes, y una ráfaga de viento de las calles
descubre bajo la rubia, teñida peluca de un doctor Fausto, maquillado y
barnizado ante espejo de adulación, la enorme, impúdica calva, que,
junta con la demás decadencia, obliga a la conmiseración, cuando no
exige pudorosas hojas de parra.
Decimos todo esto a propósito de atropellada senectud que se ha
descubierto en “El Imparcial” con motivo de los últimos temporales
revolucionarios. ¡Bendigamos la feliz pareja de los “Filemón y Baucis”,
de los dos abuelitos chocho, de “La Época” y de “El Imparcial”, que,
bajo la secular campana de chimenea del proteccionismo oficial, se
cuentan, babeando, seniles y chochos, en su imaginativa impotencia,
estos viejos cuentos de la política antigua que hacían sonreir
escépticamente a los consejeros de Fernando VII, nada menos!
“El Imparcial”, abuelito ridículo, ha sacado en estos días la vieja
leyenda “de la hidra”, que asustaba a nuestros tatarabuelos cuando eran
niños, el ridículo cuento del “oro ingles” (ahora es el “oro francés”,
pateado mil y mil veces en “Adriana Angot”, y el polvoriento repertorio
de los Bufos, y también sacó el manido folletón de los “hombres con
sortijas de brillantes que acudían a
Decimos todo esto a propósito de las vejeces que el buen anciano nos
coloca ayer, poniendo en entredicho la amistad de
Pablo Iglesias y de
Galdós, sacando a luz la ridícula y mohosa “espada de Breno”, que tanto
gusto dio a los concurrentes de “
¡No, abuelita venerable! ¡
Ahora que, por decoro, natural en su avanzada edad, debe usted
preservarse, abuelita chocha, de mentir a sabiendas. A usted le consta
que a las reuniones de
¡Eso quisieras, buena abuelita!
Agárrese la anciana a Lerroux, como las viejas verdes se agarran en sus
postrimerías a los mocetones colorados, bien alimentados con el
“foies-gras” de favores-
¿Qué habrá entre “El Imparcial” y “Lerroux” ¿Qué pactos existirán entre
el exrevolucionario de la
“semana trágica” y la cotorra liberal? ¡Averíguelo la “Sociedad
Editorial”.
¡Misterios, anciana, misterios ¡ …
Un caldito le conviene, simpática, venerable abuelita”.
Núm. 498, 30 de septiembre de 1911
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