Al público sensato
El Centro de Sociedades Obreras y su representación los
que suscribimos, creemos es llegado el momento
de enterar a la opinión sensata de esta capital,
de cuantas gestiones y esfuerzos hemos realizado
para que el grave problema de la crisis obrera
pudiera solucionarse dentro los límites
pacíficos y del orden.
Para ello hemos procurado siempre contener en la templanza
a los obreros sin trabajo, infundiéndoles
esperanza en una solución que a estas horas
creamos habriase hallado. Hemos celebrado a
dicho objeto, mítines, reuniones,
manifestaciones públicas, conferencias y
entrevistas con las primeras autoridades y
presidente de la Junta de Obras del Puerto.
A todos hemos presentado la situación grave tal como
nosotros la vemos, añadiéndoles que si no se
solucionaba pronto preveíamos sucesos
desagradables por el desespero en que se
hallaban dichos obreros.
El hambre, les decíamos, no tiene espera, y produce
estragos amargos.
De todas esas autoridades que hemos visitado, hemos oído
palabras, palabras y palabras.
Decisión, energía y soluciones prácticas, que era lo que
hacia falta, no han aparecido por ningún lado.
Como quiera que la situación continúa lo mismo y con
tendencia a adquirir mayor proporción y
gravedad, y como en nuestro poder no está la
solución y hemos agotado ya inútilmente los
medios morales o diplomáticos que nos era dable
ofrecer, previendo que la paciencia y la
resignación de los obreros va a llegar a su
límite máximo, sin que valgan nuestros consejos
y nuestra autoridad sobre ellos para evitar un
desborde, ante todas estas razones, nos vemos en
la precisión de declarar públicamente que
condenamos y protestamos contra la pasividad e
indiferencia del gobierno y de cuantos pudiendo
solucionar el conflicto no lo han hecho, sobre
los cuales declinamos toda la responsabilidad de
lo que de hoy en adelante, pueda sobrevenir.
Desde hoy pues, la actitud del
Centro de Sociedades Obreras será muy otra de la que ha observado en este asunto.
Las circunstancias determinarán su conducta a segur, sin
que ésta se aparte nunca del principio de la
solidaridad obrera.-
Simón Fullana, Tomás Rosselló,
Lorenzo Bisbal
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Palma 15 de marzo
Núm. 737, 18 de marzo de 1916
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