En busca de presidente

Realizadas las elecciones generales y en vísperas de reunir a las nuevas Cortes encuéntrase Canalejas con la falta de un hombre que se digne ocupar (aunque por poco tiempo) el amplio sillón presidencial del Congreso.

 

Consulta tras consulta, ora con Montero Ríos, ora con Moret, ora con Romanones , etc. etc., el bueno de Canalejas está perdiendo el tiempo sin encontrar hasta la fecha a ningún prohombre del partido liberal que se honre aceptando tan difícil cargo, como es en la actualidad.

 

Aceptando Moret se vería en el ridículo, no podría contestar con aquella elocuencia arrebatadora del aplauso femenil de las tribunas, a los dignos diputados de la nación que osarían pedirle estrecha cuenta de su último pastel, de su última crisis, crisis que llena de oprobio al partido liberal.

 

Empoltronado Romanones el chanchullero al sillón presidencial veríase batido, acosado y duramente por el Sr. Moret que le daria las gracias en nombre de los liberales a secas por el favor que les hizo derribándoles a él y a sus compañeros de gabinete, mediante escandalosas protestas e intrigas palaciegas llevadas a cabo por el travieso conde, por el audaz Romanones.

 

Montero Ríos a mas de aceptar la presidencia del Senado, aconseja al Sr. Canalejas, se digne ofrecer tal cargo al Sr. García Prieto actual ministro de Estado, pero D. José no le encuentra bastante enérgico, necesita un político de alto prestigio, una figura de autoridad que se imponga a todas las oposiciones, en fin, necesita un poderoso Hércules dispuesto a luchar en la arena del hemiciclo español contra la avasalladora fuerza de la minoría revolucionaria, de la viril y potente minoría de conjunción republicano – socialista, la única temida, la única por la cual encuéntrase el Sr. Canalejas sin una figura de relumbrón que se digne ocupar tan elevado cargo.

 

De tardarse un poco más el Sr. Canalejas en encontrar el coloso que necesita, tendrá que presentarse al Congreso tal cual es, un político fracasado presidiendo el putrefacto cadáver del primer gabinete liberal – democrático, pidiendo por favor o por compasión a las oposiciones que se tomen la molestia de lanzarle del banco azul que le viene ancho, o que le den a un presidente capaz de dirigir los próximos debates que se avecinan, por ho haber encontrado a nadie en la democracia liberal que quisiera prestarse a ello; a no ser que a última hora le ofrezca el Sr. Maura al murciano don Juan, único político con agallas para interponerse no solamente contra la minoría republicano – socialista sino contra España entera, como sucedió no ha mucho.

 

EL OBRERO BALEAR

Núm. 430, 4 de junio de 1910

 

fideus/